Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Por Fito Soler
Tres mujeres veracruzanas han arrancado, desde los suspiros más hondos de reconocidos hombres de negocios hasta políticos. Con sus caritas de “yo no fui”, pero guapísimas, presumiendo curvas pellizcables por donde quieran que se vean –aunque sean inyectadas–, pero se han consolidado con sus nombres en Hollywood y la moda. Tres veracruzanas dignas de admirarse, de aplaudirse y de chulearlas.
¿Pero quiénes son estas bellezas?, la primera es Adriana Abascal López-Cisneros, se ponía los tres apellidos cuando concursó por ser “Señorita Veracruz” y obtuvo la corona en San Andrés Tuxtla en 1987, donde se llevó a efecto el Certamen –la preferida era la Señorita Papantla– y eso le permitió concursar en el desaparecido evento “Señorita México” al año siguiente, celebrado en Veracruz y ganó el título.
Para ese entonces, ya veía a medio Veracruz por encima del hombro.
En “Miss Universo” no le fue tan bien, pero quedó en cuarto lugar y esto despertó el desasosiego del “Tigre” Azcárraga que no duró y se casó con ella. Se le abrieron a Adriana las puertas de una inmensa fortuna y hasta su hermano Ramón salió ganando al convertirse en actor de varias telenovelas. El chico era guapo.
Adriana quedó viuda y hasta María Félix le dio el pésame. Ya con suficiente dinero se fue a vivir a España, ahí encontró otro amor adinerado: Juan Villalongo, dueño de la telefonía española. Con él tuvo sus hijos: Paulina, Diego y Jimena, después de separaron. A esas alturas ya Adriana aparecía en la revista ¡Hola! y andaba en el mundo de las altas esferas sociales, no de la Realeza.
Adriana se fue a vivir a otros países y nuevamente encontró un amor en Francia: Mathias Itelleu. Volvió a aparecer en las páginas de ¡Hola!, Vogue y Vanity Fair , visitó al cirujano, le dio su “manita de gato” y ahora es una celebridad. No, no, por supuesto, de su lugar de nacimiento apenas lo menciona.
¡Ah!, también escribió el libro “Una mujer, cada mujer”, que nunca lo encontré en las librerías xalapeñas ni en Samborns, pero apareció en España, Francia y Estados Unidos.
Otra veracruzana que su nombre, sus películas, su buen gusto y su fama ha cruzado las fronteras es, sin duda alguna, Salma Hayek. Preciosa la chaparrita a quien conocí hace muchos años vestida de Gianni Versace de pies a cabeza. Todavía no se arreglaba sus bubis.
Salma es originaria de Coatzacoalcos y adinerada de nacimiento. Cuando estaba en la prepa siempre fue una chica que apoyó a sus amigas –¿se acordará ahora de ellas?– en los concursos de belleza. Según me cuentan, siempre le dio por destacar y miren que lo logró al llegarle la telenovela de Teresa, transmitida por el Canal de las Estrellas.
Pero su meta era Hollywood y rápidamente se le abren las puertas de la magia del cine y se convierte en una Diva de la cinematografía estadounidense.
Para esa ocasión, ya había pasado por las expertas manos de un cirujano y lucía su pecho con orgullo.
Salma se casó en Francia en donde se fue a vivir, nada más y nada menos que con François-Henri Pinault, dueño y amo de la firma “Gucci” ¿se imaginan? Sí, Gucci, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada para finales de 2014 en 15 100 millones de dólares.
Un día recibí la llamada de un periodista español, quedé sorprendido, primero por haber conseguido mi teléfono –luego les platicaré quién se lo dio– y luego porque era de la revista ¡Hola!, pues quería saber sobre su juventud y ella, porque sería la protagonista de un reportaje extenso en la revista, la Biblia de la vida social en el mundo. No le pude decir mucho y por más que quise averiguar en Coatzacoalcos sobre su vida no pude, me fue negado toda información por sus familiares.
Salma es una veracruzana que apoya a las mujeres. Defiende los derechos de las mexicanas, lo que le ha valido una infinidad de reconocimientos en el extranjero.
Por cierto, en su última película Everly, aparece nuevamente en bikini, como si los años no pasaran por ella.
Cuando la jarochísima Ana Gardoqui de la Reguera –hoy solo Ana de la Reguera– comenzó sus estudios de actuación y artes en el Instituto Veracruzano de Cultura y fue anfitriona de Pasarela en Telever. Más tarde estudió con Rosa María Bianchi, Patricia Reyes Spíndola y Rafael Miranau, al igual que con Raúl Quintanilla en el Centro de Educación Artística (CEA) ¡¡Claro!!, se hizo novia de Raúl demostrando que los hombres mayores eran lo que a ella le atraía.
Su carrera de actuación empezó con el rol en la telenovela Azul (1996) y de ahí le siguieron Pueblo chico, infierno grande, por el cual recibió el premio “Heraldo” por mejor actriz femenina, y Desencuentro, que fue su tercera telenovela, bajo la dirección de Ernesto Alonso.
Tentaciones (1998) marcó su comienzo con “Producciones Argos” y recibió la oferta de un papel en Destino y Todo por amor, por el cual recibió el premio Palmas de Oro.
Ana tiene la nariz aguileña y por más que le sugirieron que se la operara, ella no quiso y es parte de su éxito y su hermosura.
Participó en telenovelas de TV Azteca y voló a Estados Unidos para abrirse paso. Allá se hizo novia de Jorge Ramos y un 24 de diciembre lo pasó en Veracruz en su casa con su mamá la Nena de la Reguera y su tío, el reconocido periodista de espectáculos Mario de la Reguera.
El noviazgo se terminó y de pronto se supo que andaba de novia de Tomás Ruiz, recién nombrado Secretario de Finanzas en la entidad. Se rumoró que hasta le dio un brillante de compromiso del tamaño de una canica. Todo lo desmintió Ana, más tarde.
Por cierto, Tomás ahora presume nuevo “huesito” en el gobierno como Secretario de Infraestructura y Obra Pública.
La guapa porteña nunca ha dejado atrás a Veracruz, siempre lo saca a relucir donde quiera que se encuentre, es más hasta creó una Fundación llamada “VeracruzANA” para apoyar al municipio de La Antigua después del devastador huracán Carl y sigue con esa labor brindando enseñanzas a las mujeres y la construcción de un malecón a orillas del río, que dicho sea de paso quedó súper bien.
Actualmente trae de pareja a Mario Carbone, más joven que los anteriores –34 años– y prestigiado chef neoyorkino, de buen ver, bastante bien parecido. Recientemente fue con él y su mamá Nena de la Reguera a la “Semana de la Moda” en Nueva York y se tomaron una fotografía con la diseñadora Carolina Herrera.
Tres mujeres que le han dado brillo por sí solas a la geografía veracruzana. Sobre todo las dos últimas.