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MÉXICO, DF., 26 de abril de 2014.-. a canonización de los Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II también atrae a fieles mexicanos, que no obstante los altos costos que implica estar presente en la ceremonia en El Vaticano, han preferido hacer el sacrificio económico, que perderse tan memorable acontecimiento.
De acuerdo con Notimex, luego de las visitas que el Pontífice polaco hiciera a territorio mexicano y el cariño que despertó entre los mexicanos, es lo que mueve a los connacionales para asistir a la canonización, principalmente, del Papa Juan Pablo II este domingo en Roma.
Ahí mismo, justo a unos metros de la Plaza de San Pedro, se encontraba Luis Fernando Guevara, un mexicano que portaba un enorme estandarte con la bandera de su país junto a otra de Polonia.
“Aquí estamos representando a México, traemos un grupo de mil peregrinos de Polonia, Estados Unidos, México, vinimos a celebrar con la Iglesia la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII”, señaló a Notimex.
“Me considero de la generación Juan Pablo II, lo vi todas las veces que fue a México, fui a verlo a Cuba, lo vine a ver a Roma para una Semana Santa y vinimos a lo que él nos invitó, abrir nuestro corazón a Cristo”, agregó.
Con él se encontraba Juan Huerta, originario de Ecatepec de Morelos en el Estado de México, quien no sólo se refirió a Juan Pablo II, sino también a Juan XXIII, quien –recordó- había pedido a la Iglesia abrir las puertas y ventanas “para que se desempolvara”.
“Son momentos alegres y felices para todos, no importa que tengamos que pasar frío, que no durmamos, lo que queremos es estar presentes mañana (domingo) de una manera muy especial y ese es nuestro fin”, añadió.
Huerta llegó a Roma el viernes con un grupo de 33 personas procedentes de Morelos, Distrito Federal y Oaxaca, y el próximo lunes seguirán su viaje por Tierra Santa.
Josefina Montoya Varela también forma parte del grupo y estaba emocionada hasta las lágrimas de alegría porque fueron sus hijos quienes le regalaron su viaje.
“El mensaje de Juan Pablo II es lo máximo para mí que tuve la oportunidad de verlo en la misa del Autódromo de la Ciudad de México en 1999, es el sueño más grande de mi vida, jamás imaginé estar acá”, indicó MOntoya Varela, también de Ecatepec.
“Le agradezco estar viva, todo, mis hijos, porque gracias a Dios y a mis hijos estoy acá, ellos me regalaron esto y tengo una felicidad que no me cabe, no me importa mojarme, pasarme aquí toda la noche, caminar, lo único que quiero saber es dónde, estoy feliz, como niño con juguete nuevo”, apuntó.