José Luis Camacho Acevedo/Se va Ciro; atacan El Debate en Culiacán
Soberbia política
23 de marzo de 2015.- Estamos en la víspera de las elecciones federales, los candidatos priistas parecen muy confiados en la victoria, gracias a los artilugios políticos y de cooptación que permitieron que los partidos de oposición entregaran las plazas sin dar batalla.
Sin embargo los abanderados del tricolor podrían enfrentar una realidad distinta a la que desde el interior de su burbuja perciben.
La militancia priista, la real, está enfadada. Se siente menospreciada y olvidada, los candidatos priistas ensoberbecidos no los toman en cuenta, creen que es obligación del correligionario votar a ciegas por el logotipo verde, blanco y rojo, y podrían estar cometiendo un error fatal.
Los partidos políticos en lo general padecen amnesia desde hace mucho tiempo, los valores y principios que les dieron origen están en el fondo de los archiveros, superados por los intereses de grupo o particulares que es el origen de la falta de credibilidad y del rechazo ciudadano.
En Veracruz los partidos opositores sucumbieron ante el llamado de las sirenas del dinero y de las prebendas provenientes del aparato oficial; baste revisar la lista de candidatos opositores en todos los distritos. Los priistas saben que ante un candidato real, podrían perder, de ahí los rivales de utilería que tienen enfrente.
Los abanderados priistas, desdeñan en su mayoría incluso a los propios sectores del partido, no sólo a su militancia, sino a sus dirigentes, se sienten sobrados y piensan que no necesitan prestar atención y menos tener algún tipo de cortesía con ellos; en su momento los dirigentes, tienen la obligación de mover a sus estructuras para ganar con el voto duro la elección federal.
Voto duro, no más, es la apuesta del partido.
Una tragedia para la ciudadanía, hoy tan desencantada de las instituciones y la política, es que el resto de los partidos, como decíamos líneas arriba, dejo pasar la oportunidad que tenia de postular candidatos reales, con trabajo y trayectoria, y sobre todo compromiso político que representara una alternativa real para los electores.
Por su parte el PRI deja pasar también la posibilidad de reencontrase con su militancia y con el ciudadano. Evade la ruta de la política cara a cara, y opta por el camino aparentemente más sencillo de la operación y movilización el día de la elección, lo que importa es ganar, la forma es lo de menos sigue siendo la mentalidad de los candidatos priista, al tiempo este atajo tan utilizado, puede llevar a la derrota en la elección del 2016.
Los Yunes
José Yunes Zorrilla vive una circunstancia similar a la que viviera en tiempos pasados cuando en su primer intento por ser senador veracruzano sufriera una derrota amparada y promovida por el propio Fidel Herrera, y orquestada, dicen, por Erick Lagos.
Era conocido por muchos el aparente acuerdo político con Javier Duarte de Ochoa para que en 2016, José Yunes Zorrilla fuera el abanderado del PRI a la gubernatura; de bajo perfil, pero con un trabajo permanente, el senador oriundo de Perote empezó a construir la base de su candidatura, cruzándose en los caminos y veredas veracruzanas a su homólogo tanto en el senado como en el apellido, Hector Yunes.
Ambos caminando Veracruz en la aspiración de ser el sucesor de Javier Duarte de Ochoa.
El gobernador veracruzano observador agudo de la realidad política del estado hizo una jugada que tomó por sorpresa a muchos, logró el aval federal para impulsar una reforma constitucional que empatara en el 2018 la elección para gobernador con la presidencial.
Esta decisión política fue tomada por la previsión de una eventual derrota en el 2016, si PAN y PRD se sumaban para hacerle contrapeso al partido, y ante un escenario complicado nacional y local que impacta negativamente la simpatía ciudadana por la causa priista.
La gubernatura de dos años pegó de lleno a las aspiraciones y proyectos de Yunes Zorrilla y Yunes Landa. Descarriló el proyecto sexenal, y en particular el senador peroteño se sintió agraviado y traicionado.
Yunes Landa encajó el golpe, y supo que tenía que remar de nuevo a contracorriente, sabía bien que hasta ese momento no contaba con el aval de mandatario para buscar con certeza la nominación; elevó el tono del discurso y anticipó el rompimiento, no con el partido, pero sí con el gobernante.
Hoy la suerte parece haberle cambiado al senador y en el escenario parece perfilarse como el favorito de palacio para la nominación en el 2016; asegura que el pacto para un proyecto de ocho años con José Yunes, que promoviera en sus rijosos discursos de hace apenas algunas semanas, continúa vigente.
En paralelo, José Yunes abandonó también la postura de prudencia, que semejaba sumisión, y se subió a la pasarela política, primero cuestionando la decisión de la gubernatura de dos años, y más recientemente censurando el actuar político del grupo gobernante.
El pasado viernes, una comida preparada especialmente con sus amigos del grupo Adelante, fue el escenario para una virtual destape a la gubernatura, que cuentan fue avalado con singular entusiasmo por todos los presentes.
Un día después Pepe Yunes en un juego al estilo del gato y el ratón, retorno al discurso prudente, pero como bien dicen algunos columnistas, está listo para buscar la candidatura del 2016.
Es deseable que resuelva la sana distancia que ha puesto frente al Gobernador del Estado, quien es el jefe político, y cuyo apoyo resultará indispensable para alcanzar el triunfo, llámese como se llame el abanderado priista.