Enrique Márquez vuelve a prender señales de alerta
El Veracruz que imaginamos es el nuevo slogan de propaganda oficial, que ya aparece en espectaculares, spots de radio y televisión.
Un lugar en donde haya oportunidades de desarrollo para todos, de prosperidad y de justicia es el sitio en donde todos quisiéramos vivir.
Hoy México, y por ende Veracruz, vive una situación complicada. La nación inmersa en una crisis económica que semeja a una recesión, la seguridad pública prendida con alfileres, grupos delictivos que actúan con total impunidad, la delincuencia común desatada en todas las regiones del país, y una sociedad que reclama y recrimina todos los días.
Instituciones y gobernantes sin credibilidad es el común denominador de la nación.
En Veracruz el gobernador Javier Duarte se empeña en inspirar confianza a sus ciudadanos, más la realidad choca frente al discurso optimista.
La circunstancia nacional, el desplome de las expectativas económicas, la percepción social de que se gobierna con un club de amigos, y el descaro y descuido en el manejo de la figura presidencial han echado abajo toda ilusión que en algún momento despertara el retorno del PRI a Los Pinos.
El acumulado de errores de Enrique Peña Nieto lo han convertido como bien dice León Krauze, en un presidente tóxico que significa un pesado lastre para el gobierno, para su partido, y sobre todo para la sociedad.
En el estado, el grupo gobernante debe de lidiar con el peso negativo de la imagen del Presidente, y tratar de sortear los vendavales locales, los demonios políticos internos, los intereses de grupo, a lo que hay que sumar los reclamos sociales, la cada vez más apretada situación económica y la ausencia de resultados de la mayor parte de los integrantes del gabinete.
Javier Duarte libra solo sus batallas, define sus estrategias, es el vocero de su propio gobierno, manda mensajes políticos a sus correligionarios, amigos y enemigos, deja claro que no pasará a la historia como el Gobernador que entregó Veracruz a un partido distinto al suyo.
José Yunes Zorrilla espera paciente a que lleguen los tiempos; sabe de acuerdos entre Héctor Yunes Landa y el mandatario; su otrora aliado le asegura que nada ha cambiado y que irán juntos en el 2016 y el 2018.
Miguel Ángel Yunes Linares por su parte, se prepara para la gran batalla, la suma aparente de Héctor Yunes a Javier Duarte sacó de balance el proyecto original de todos los Yunes unidos en contra del duartismo, por lo que seguramente afina una nueva estrategia para tratar de obtener la victoria en el 2016 y saciar su sed de venganza política.
En tanto, los gobernantes y los políticos se preparan para enfrentar los procesos electorales, los ciudadanos esperan y reprochan; demandan resultados de su gobierno y compromiso real de parte de los políticos.
El PRI parece enfilarse a una victoria sencilla en la mayoría de los distritos ante la clara ausencia de contrincantes, candidatos de oposición fantasmas que sólo ocuparán un espacio en las boletas electorales. Los priistas auguran el triunfo en por lo menos 16 de los 21 distritos.
Hay distritos en los que la sociedad, que no los partidos, podrían dar la sorpresa, Xalapa uno de ellos, en el que los ciudadanos rechazan a Elizabeth Morales, quien ya fuera alcaldesa, sin pena ni gloria, y también diputada federal.
Los enemigos políticos acumulados por la hoy abanderada priista, como es el caso de Américo Zúñiga, Ricardo Ahued, David Velasco, Reynaldo Escobar, por mencionar a los principales, podrían pavimentarle el camino a la derrota.
Otras demarcaciones como Cosamaloapan, en donde Tarek Abdalá no la tiene sencilla, a pesar del dispendio de recursos; la sociedad de la región está harta de la violencia y presencia del crimen organizado que ha devastado la economía de la zona y obligado a emigrar a miles de habitantes, ante la pasividad e ineficacia de las autoridades.
Coatepec, otro distrito que puede considerar foco rojo, en donde la candidata Noemí Guzmán Lagunes quedó en medio de la lucha política y desencuentro entre el senador José Yunes y el gobernador Javier Duarte.
La zona conurbada Veracruz-Boca del Río en la que el voto duro panista puede poner en riesgo a las candidatas Carolina Gudiño y Anilú Ingram.
Reto similar que deberá superar también el abanderado por Córdoba Marco Antonio Aguilar Yunes.