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WASHINGTON DC, EU., 21 de enero del 2014.- Los grupos de autodefensa son incontrolables y potencialmente peligrosos para cualquier país y el Gobierno mexicano no está reaccionando correctamente al respecto, denunció el director de Human Right Watch (HRW) para América Latina, José Miguel Vivanco.
«Es muy fácil caer en este tipo de modelos (de autodefensa ciudadana) donde se crea un Frankenstein que luego ningún Gobierno controla», dijo.
Según con información de Reforma, la única solución al problema, continuó, es que las autoridades ofrezcan condiciones de seguridad a la ciudadanía, algo que México no está haciendo.
«El Gobierno federal ha estado totalmente ausente. Lleva un año en el poder y no se ha dado por enterado de que existe este fenómeno (de las autodefensas) y que se está lamentablemente propagando en México», denunció.
Vivanco dijo que el Gobierno mexicano está desarrollando una política «inconsistente» y «contradictoria» frente al problema.
«(Por ejemplo) en el caso del estado de Guerrero se advierte una mayor tolerancia con estos grupos, a diferencia de Michoacán donde las autoridades han tenido una actitud más firme y más clara de confrontación», añadió.
«Es un tema de segundo orden para el Gobierno federal mexicano y lo están afrontando como una simple crisis, pero no como una política diseñada para ganarse la confianza de la población local e intervenir de una manera profesional», abundó.
El director de HRW en América Latina citó declaraciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con las que el Gobierno estaría justificando la actividad de los grupos de autodefensa.
«Ha dicho que (las autodefensas) prestan una labora valiosa, como quien los reivindica. (…) Incluso dice que podrían prestar un grado de cooperación con las autoridades de seguridad, lo que cual sugiere un modelo paramilitar», detalló.
Vivanco recordó los efectos que el modelo paramilitar ha tenido en otros países, especialmente en Colombia.
«En Latinoamérica siempre hubo una ambigüedad muy grande con los paramilitares, que muchas veces fueron utilizados para hacer el trabajo sucio que no quería hacer las autoridades», dijo.
«Todo eso son lecciones aprendidas y muy serias que creo que las autoridades de México están recién enterándose», añadió.
HRW advirtió de que estos grupos ciudadanos necesitan financiarse y que pueden acabar constituyendo un problema mayor que el que pretenden solucionar.
«Son grupos que se crean inicialmente con personas que entran voluntariamente, pero que luego necesitan más recursos para operar. Los que no aportan recursos son objetos de extorsiones, (…) e incluso pueden acabar asociados también al narcotráfico», señaló.
Vivanco matizó que lo anterior no significa que sea necesario el uso de la fuerza contra las autodefensas, sino más bien ofrecer opciones para evitar que estos grupos ganen fuerza.
«Nosotros no creemos que la respuesta a las autodefensas sea la fuerza bruta, de ninguna manera (…) pero hay que advertirles que en un país con instituciones democráticas y con estado de derecho, los únicos que tienen monopolio del uso de la fuerza son las fuerzas de seguridad», aclaró.
El problema añadido con el que cuenta México, dijo, es la escasa credibilidad de sus fuerzas de seguridad.
«Idealmente (tendrían que resolverlo) las policías, el problema es que muchas de las policías han sido penetradas por el narcotráfico e incurren en violaciones graves a los derechos humanos. Su prestigio es muy bajo y la desconfianza es altísima», dijo.
También tuvo palabras críticas con la labor del Ejército, que consideró falto de preparación y tendente a cometer abusos contra los Derechos Humanos, con total impunidad.
«Parecería que el remedio podría ser hasta tan grave como la enfermedad», concluyó.