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MADRID, Esp., 27 de agosto de 2015.- El próximo 2 de septiembre, la Fundación Princesa de Asturias de la Concordia 2015 (que no hace público quiénes son los candidatos), anunciará si Las Patronas, el grupo de ayuda a migrantes de Amatlán de los Reyes, merecen este galardón, dotado con una escultura de Joan Miró, símbolo representativo del evento, una insignia, un diploma y 50.000 euros.
El País informa que de visita en Madrid, la representante de Las Patronas, Norma Romero Vázquez, dijo que una de sus motivaciones para visitar España era conocer de cerca los fenómenos migratorios en Europa.
En su opinión, dijo que la solución de la migración no reside en estudiar cómo dar acogida en los países de destino a estas personas, sino en cómo arreglar sus lugares de origen para que no tengan que abandonarlos. «Nadie abandona a su familia por placer».
Explicó que la labor de ayuda a migrantes ha crecido, ya que ahora apoyan a repatriar los cuerpos de los que mueren en Estados Unidos (EU), a las familias que buscan a desaparecidos, a migrantes heridos y a los que se ven obligados a continuar su viaje a pie.
«Hay grupos del crimen organizado que les exigen 100 dólares por montar en el tren. Si no pagan, les tiran», comenta Romero, quien dice que otros saltan ante la posibilidad de que estas bandas les roben o les maten.
Mencionó que Las Patronas reparten unos 300 almuerzos diarios. «Un día nos pusimos a ver cuánta comida habíamos dado y contamos 30 kilos de arroz. Entonces nos preguntamos, ¿de dónde salió tanto? Del corazón de la gente buena», subraya.
Este grupo de 14 mujeres y dos hombres trabaja en equipo con otras organizaciones solidarias y religiosas. «Todo es trabajo voluntario», asegura, para aclarar que nadie se lucra con esta actividad.
Las Patronas ya fueron reconocidas en 2013 con el Premio Nacional de Derechos Humanos, concedido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México y de recibir el Princesa de Asturias, ya saben qué harán con el dinero: «Dedicarlo a mejorar la vida de las personas, para que no tengan que emigrar».
Planean construir escuelas, poner a disposición de las que ya existen los medios que les faltan, dar becas para estudios o deportivas. «Hay universitarios que no tienen trabajo y se meten a policía. Yo no veo que un joven con estudios universitarios tenga que trabajar de policía para acabar corrupto».
También piensan que si “construyeran un hotelito con una cafetería en nuestra zona, generaría trabajo para las mujeres y los jóvenes«. «Hay que empezar en las casas a enseñar que la inmigración no es mala», a enseñar que son personas, y no «mercancías», para que se les trate como a seres humanos. «Si las mercancías y las armas pueden pasar [la frontera], ¿por qué no las personas?»