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XALAPA, Ver., 12 de diciembre de 2015.- Tomarse la foto del recuerdo en los diferentes escenarios que se montan al pie de la Basílica Menor en el barrio de El Dique de esta ciudad, luego de visitar a la Virgen de Guadalupe, es una costumbre que aún conservan muchas familias xalapeñas.
Pero no todas compran la tradicional fotografía que ofertan diversos trabajadores del lente, pues prefieren atrapar el recuerdo con celulares y ahorrarse los 50 pesos que cuesta la foto ya impresa. Para la mayoría de los fotógrafos el 12 de diciembre está dejando de ser negocio.
Muchos se han dedicado a esto por años, como el caso de la familia Díaz, que lleva cuatro generaciones dedicándose a tomar y vender fotos a niños y familias vestidos de inditos durante la fiesta guadalupana en Xalapa. El jerarca, Bertoldo Díaz Sayago, fue uno de los primeros fotógrafos que inició este negocio en el barrio de El Dique hace 45 años.
Francisca Díaz Muñoz, su hija, relató que junto a sus hermanas acompañaba a su papá a tomar las fotos. Toda la familia se dedica al negocio en estas fechas: “El que empezó fue mi papá. Tiene como unos 45 años que nosotras tomamos fotos con él. En aquel entonces traía solo una carita de la Virgen de Guadalupe. Veníamos y la ponía aquí en la pared. De ahí a tomar fotos”.
Hoy es menos la gente que llega, pues se toman la foto con el celular dentro de la Basílica o incluso piden permiso de tomarlas en sus escenarios, pero con las cámaras de sus teléfonos.
“Antes era más negocio, ahorita ha bajado mucho por lo de los celulares y cámaras y todo. De que empezó lo de las computadoras y todo eso, ya con los celulares ya se toman la foto y aunque ahí la tengan guardada”.
Florentino Castillo Díaz, quien empezó acompañando a su papá y ahora acude con sus hijos, quienes ya se iniciaron en el oficio de la fotografía digital, coincide en que la tecnología ha hecho que el trabajo disminuya.
“Los celulares han desplazado la fotografía de aquí. Mucha gente ya nada más entra a la iglesia, se toma la selfie, que se vea la imagen de la guadalupana y ya no pasan aquí. También tiene que ver la economía”.
En algunos stands, los fotógrafos ponen letreros donde expresamente prohíben a los devotos tomar fotos con celulares; aun así, la inercia de sacar el celular y capturar el momento con la cámara hace que muchos ignoren la indicación y se lleven más de una foto, aparte de la que compran.