Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Justo este lunes, el mandatario veracruzano, Javier Duarte de Ochoa subrayaba que con la recaudación del 2 por ciento a la nómina, el Estado elevaba su autonomía financiera.
A la par de esto, en la capital estadounidense, en Washington, expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), nos explicaban a un grupo de periodistas latinoamericanos aquí reunidos, la importancia de que las propias ciudades se financien, tal y como sucede aquí mismo.
Huascar Eguino, quien es coordinador de la Gerencia de Instituciones para el Desarrollo, de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles en el BID, detallaba que el tema de la autosuficiencia financiera de los estados y municipalidades es prácticamente nulo en Latinoamerica, lo que provoca una fuerte dependencia de las participaciones federales.
Sólo Colombia, Brasil y México han sido capaces de aplicar esquemas que les permiten allegarse de otros recursos y aumentar su calificación crediticia, pues los tres países cuentan con claros marcos regulatorios, asentados todos en las Leyes de Responsabilidad Fiscal, mecanismo del cual el resto del cono sur carece.
Si bien, como lo hemos podido constatar en Veracruz, la bursatilización no fue la medida financiera más popular para el Gobierno del Estado, lo cierto es que esta no demerita el esfuerzo por hacerse de más recursos y ahí están otros ejemplos de cómo hacerse de recursos propios, como es el caso de Puerto Maravillas en la nación carioca.
Incluso, el BID alienta a los gobierno locales a obtener ingresos propios como medio de financiamiento a fin de poder concretar proyectos y realizar obras, es decir, dado el alto potencial que tienen para movilizar recursos, se deben reforzar los hábitos regulatorios de financiamiento.
Y es aquí donde retomo las palabras del Gobernador, en el sentido de que con cada peso recaudado del 2 por ciento a la Nómina, se han podido llevar a cabo obras de infraestructura en materia de comunicaciones, desarrollo social, salud, educación, saneamiento y tratamiento de aguas residuales. Todas inciden en la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.
Pero como lo recomienda el BID en estas también es importante la participación de terceros, como la iniciativa privada o los propios proveedores de servicios del gobierno, los cuales a través de mecanismos fiscales –como la condonación de impuestos o mecanismos similares-, puedan también contribuir con los gobiernos, como por ejemplo en la recuperación de barrios.
Y segundo, y no menos importante, la aportación ciudadana para cogestionar obras, lo cual permite una apropiación de los proyectos y sobre todo, que se pugne por su continuidad sin importar si se avecinan cambios de gobierno o de colores partidistas.
Podrá pensar que esto último suena descabellado, pero si usted coopera para dotar de juegos el área verde de su colonia, para comprar tres bancas en el parque de la esquina, le aseguro que usted mismo se encargará de que el lugar se conserve, que la banca se pinte, sentirá más suya la cuadra donde vive porque, a final de cuentas, usted también cooperó para esto.
@YamiriRodriguez