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SAN ANDRÉS TUXTLA, Ver., 4 de marzo de 2016.- La Cueva del Diablo, en San Andrés Tuxtla, es el sitio predilecto para quienes realizan trabajos de «curación» y «maldad» en Veracruz; como cada primer viernes de marzo, en esta ocasión quienes se dedican al oscurantismo o adoración del maligno acudieron a este centro de encuentro de brujos para realizar la Misa Negra, hacer sacrificios de animales e invocar a seres del inframundo.
La noche del jueves, cientos de personas arribaron al municipio de San Andrés Tuxtla; la referencia era la Laguna Encantada, camino que lleva a la Cueva del Diablo; para llegar, había que caminar entre veredas casi intransitables a lo largo de un kilómetro.
Ya en el punto de encuentro, se observó una concentración de personas, las estrellas de cinco picos esperaban ser encendidas y un círculo de visitantes y brujos ya estaban en oración para comenzar los trabajos de limpias y encargos que con anterioridad habían llegado a sus manos.
A quienes por primera vez escuchaban invocaciones el «diablo» sin duda les ponía los pelos de punta, pero eso era sólo el principio. Quienes iban a realizar un trabajo pasaban de tres en tres, mientras las palabras del Brujo Mayor eran acompañadas con gallinas alrededor del cuerpo de estas personas.
Más tarde había sacrificios; pasearon un chivo que pusieron en la espalda de una pareja que se preparaba para obtener poderes y realizar el trabajo de curaciones. El destino de este animal fue el mismo, la sangre recorrió el cuerpo de los nuevos brujos e incluso afirmaron que la presencia de Lucifer fue representada en el cuerpo de una mujer que hacía ademanes extraños.
Culminando la misa, se pidió al «diablo» regresar a las tinieblas; con el poder otorgado a quienes participaron en el círculo de la misa se decían limpios, capaces de salir a realizar trabajos de curaciones y quienes fueron a «sanarse» coincidieron en haber encontrado la respuesta a sus males.