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XALAPA, Ver., 8 enero de 2016.- En 15 años el gobierno mexicano ha capturado en tres ocasiones a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, líder del Cartel de Sinaloa, el criminal más buscado de México y uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, cuya fortuna valuada en mil 153 millones de dólares.
La historia de “El Chapo” es larga, a sus casi 60 años, ha logrado escapar en dos ocasiones de penales mexicanos. La primera, el 19 de enero de 2001, cuando no contestó en el pase de lista en el Penal Federal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco.
Desde el 9 de junio de 1993 permanecía en prisión por delitos como homicidio, narcotráfico, contra la salud, asociación delictuosa, daño en propiedad ajena, portación de armas de fuego, ataques a las vías generales de comunicación y cohecho. Cumpliría una pena de 20 años y nueve meses, primero en el Penal de Máxima Seguridad de Almoloya de Juárez, pero tras dos años y medio fue enviado a Puente Grande.
En su primera fuga, salió de su celda, pasó por el comedor, el almacén y el área de mantenimiento hasta salir por la puerta principal escondido en un carro de lavandería y terminar en el depósito de desechos. Escapó en un camión de basura.
Joaquín Guzmán pagaba grandes cantidades de dinero a los empleados del penal, dijo la Procuraduría General de la República (PGR) y justificó acusaciones contra 72 custodios y funcionarios, incluido el director Leonardo Beltrán Santana, sólo 61 fueron consignados, de los cuales 50 fueron trasladados al Reclusorio Oriente.
Esta primera fuga se dio cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó procedente su extradición a Estados Unidos.
La misma razón motivó su segunda fuga.
Trece años pasaron para que Guzmán Loera volviera a estar tras las rejas. El 22 de febrero de 2014, a las 6:40 de la mañana, elementos de la Marina lo detuvieron en un edificio de Mazatlán, en su estado, Sinaloa, tras un operativo de varios meses y, a decir de las autoridades, sin necesidad de disparos.
Desde ese día ingresó al penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México, de donde volvió a fugarse el 11 de julio de 2015 a través de un túnel con salida a un terreno aledaño.
A las 20:52 horas, el sistema permanente de video vigilancia del penal federal del Altiplano I, observó cómo “El Chapo” se aproximó a la regadera dentro de la estancia 20 del pasillo 2, donde “desapareció” a través de un túnel de un kilómetro y medio de longitud, 1.7 metros de altura y de entre 70 a 80 centímetros de ancho, completamente iluminado, con ayuda de una motocicleta que lo llevó hasta la colonia Santa Juanita, en Toluca.
La leyenda
Nacido en un humilde pueblo de Sinaloa, La Tuna, Badiraguato, reúne una fortuna valuada en los mil 153 millones de dólares por tráfico de drogas a todo el mundo.
Tras su última fuga, en su estado surgieron corridos y manifestaciones de apoyo: su gente lo reconoció como un héroe, como una santo similar a Jesús Malverde, otro sinoalense al que le rezan los narcos.
Antes de ser capturado por primera vez, en Veracruz, específicamente en Xico, se rumoraba que el líder del Cartel de Sinaloa se paseaba en camionetas de lujo con vidrios polarizados. Nadie podía explicarlo.
“No es raro, por acá vive mucha gente rica. Funcionarios, ejecutivos de empresas, extranjeros y hasta gente que no parece rica pero que tiene mucho dinero debajo del colchón”, expresó un vecino del lugar que distribuye productos para el campo.
“El Chapo” Guzmán se hizo una leyenda en Xico, pues la gente, aunque atemorizada, lo que deseaba era que no le ocurriera nada a sus familias. Nunca nadie lo vio. “En realidad, nunca se confirmó que el capo viviera en Xico. Se dice que sí y que algunas autoridades lo visitaban”.
Por un tiempo circuló la versión que Vicente Fox se reunió con él, cuando el expresidente estuvo muy activo promoviendo la legalización de la mariguana.