Gabriel García-Márquez/Sentudo común
Tanto la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente como la Secretaría del ramo han manifestado su preocupación por los enormes pasivos ambientales que deja Petróleos Mexicanos en su operación en territorio estatal.
Derrames, fugas de hidrocarburos y lodos contaminados son temas permanentes en la agenda del cuidado al entorno en Veracruz.
El pasado miércoles 5 de marzo, el procurador ambiental, Dalos Ulises Rodríguez, se refirió al tema de la lluvia ácida que produce Pemex y dijo que se trata de un problema que la paraestatal no ha solucionado. Expuso que la contaminación afecta aire, agua y suelos veracruzanos.
Los daños que Pemex provoca al entorno son graves e incuantificables; sin embargo, no son los únicos pasivos ambientales en una entidad donde las grandes empresas e industrias arrojan desechos, prácticamente sin tratamiento, a los mantos freáticos. Hace un mes, por ejemplo, fuimos testigos de dos hechos que representaron un atentado contra la fauna acuática en el norte veracruzano: las empresas procesadoras de cítricos Citrofrut, de San Rafael, e IQ Citrus, de Álamo, derramaron sosa cáustica y otros químicos en los ríos Nautla y Pantepec, respectivamente; el resultado, miles de peces muertos.
A ello habría que agregar tres grandes problemas ambientales que no han sido resueltos por los municipios y el gobierno estatal: la disposición de los desechos sólidos que generan los asentamientos poblacionales; el vertimiento de aguas residuales a los cuerpos de agua; y los escurrimientos de pesticidas y fertilizantes para uso agrícola a los ríos y arroyos.
Y es que a pesar del anuncio de la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno del estado, en el sentido de que este año serán construidos 10 rellenos sanitarios, la mayoría de los municipios arrojan su basura en tiraderos a cielo abierto.
De acuerdo con datos del INEGI y de la propia Secretaría del Medio Ambiente, en Veracruz operan 18 rellenos sanitarios y 120 tiraderos municipales a cielo abierto, que representan focos de contaminación y potenciales daños a la salud pública. Por si fuera poco, se estima que existen unos mil 500 basureros clandestinos; a todos esos destinos se canalizan las 6 mil toneladas de basura que genera la población del estado.
A ese problema se suma el de las aguas residuales; por Veracruz atraviesan más de 40 ríos; sin embargo, la mayoría están altamente contaminados porque reciben las descargas de los habitantes de más de 22 mil localidades.
De acuerdo con el inventario nacional de plantas de tratamiento, realizado por Semarnat, aquí operan 105 plantas, que se concentran, en su mayoría, en lugares densamente poblados; la capacidad instalada es de 6 mil 911 litros por segundo, lo cual es poco significativo si se considera que la entidad genera más de 22 mil 300 metros cúbicos de aguas negras al año. De hecho, con esos recursos no se alcanza a tratar ni siquiera el 10 por ciento de las descargas de aguas residuales.
Si a ese diagnóstico se suma el uso excesivo y a veces desproporcionado de pesticidas, fertilizantes y agroquímicos en general en las tierras de cultivo, el panorama resulta, más que preocupante, de urgente atención. @luisromero85