Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
En política, hay casos de personajes que durante muchos años buscan una posición, alcaldías, diputaciones, el senado o incluso la gubernatura o la presidencia de la República, de acuerdo con el tamaño de sus capacidades y de sus alianzas.
Hay quienes logran concretar sus aspiraciones y también, quienes esperan pacientes una oportunidad que nunca llega.
Manuel Carbonell de la Hoz y Gustavo Carvajal Moreno son de esos últimos casos que, teniendo capacidad y estando encumbrados, nunca alcanzaron la gubernatura. Con don Juan Maldonado ocurrió algo similar: con una larga trayectoria y con reconocido talento político, nunca ocupó el gobierno veracruzano.
El caso de las presidencias municipales es muy similar: vemos a eternos aspirantes que durante lustros, décadas, buscan una postulación, una oportunidad que simplemente se les niega; algunos brincan de un partido a otro y ni así logran su objetivo.
Recordamos a Miguel Colorado, quien fue candidato del PRD y después del PAN a la presidencia municipal de Poza Rica; perdió ambas elecciones. Otros son más afortunados, como Rolando Olivares, que postulado por el PAN perdió y un año después ganó la alcaldía de Martínez de la Torre por el PRI.
El caso de Roberto Pérez Moreno, de Coatepec, es un ejemplo de lo que ha ocurrido con muchos políticos que aspiran a una presidencia municipal. Buscó la postulación por el PRI en 2007 y su partido se inclinó por Sergio Ramírez Cabañas, de ingrata memoria para sus paisanos, quien ganó la elección pero dejó hundido a su municipio en un mar de deudas.
Tres años después, Juanelo volvió a buscar la alcaldía de ese municipio pero su partido postuló a Julio Hernández Ramírez, quien fue avasallado por José Manuel Sánchez, del PAN.
A Pérez Moreno, en cambio, le postularon como candidato a la diputación local, cargo que desempeñó para saltar de ahí a la presidencia municipal, derrotando al director de obras públicas y alfil de Manolo Sánchez, Andrés Cuevas Melo.
Roberto Pérez buscó hasta el cansancio la alcaldía de Coatepec y una vez ahí, encontró un municipio en bancarrota; un ayuntamiento con una deuda imposible de pagar en el mediano plazo; con un parque vehicular convertido en cementerio de chatarra; con problemas con su platilla laboral y sin un centavo para hacer frente tanto a sus compromisos como a las necesidades propias de la operación del gobierno local.
Por si fuera poco, la pasada administración municipal dejó acumular la basura durante casi una semana en fin de año y no cumplió tampoco con los bonos prometidos a los trabajadores de limpia pública, provocando con ello una amenaza de paro de brazos caídos.
Prácticamente tampoco hay elementos policíacos, solo 14 que no cuentan con patrullas porque todas están desvieladas o desmanteladas.
Y si eso no es suficiente, el nuevo ayuntamiento encontró una deuda de 50 millones de pesos –no los 18 que había declarado el ex alcalde– más 10 millones por concepto de laudos que dejaron acumular por desidia, desinterés o irresponsabilidad del anterior ayuntamiento
Ese es actualmente el complicado panorama de Coatepec y ese, el difícil reto de las nuevas autoridades municipales. @luisromero85