Gabriel García-Márquez/Sentudo común
Más problemas para la industria azucarera
México se encuentra entre los 10 países más importantes en cuanto a la producción de caña de azúcar. Cada año se cosechan más de 50 millones de toneladas de este fruto; casi toda la producción se destina a la agroindustria azucarera.
Con 260 mil hectáreas cultivadas, Veracruz es el principal estado en este sector, con una producción de casi 20 millones de toneladas. Le siguen Jalisco, Oaxaca, San Luis Potosí y Tamaulipas.
En nuestro país funcionan 60 ingenios azucareros, que generan unos 300 mil empleos directos. 22 se ubican en Veracruz, que tiene el 36 por ciento de la planta azucarera nacional. Directamente, en esta entidad, 145 mil personas en campo y 22 mil obreros en fábrica dependen de esta agroindustria; de forma indirecta, un millón de veracruzanos son beneficiados con esta actividad productiva.
Sin embargo, la crisis en este sector lleva más de dos décadas. Los pronósticos optimistas generados a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio no se concretaron debido a las llamadas Cartas Peralelas, que apuntaban que el alta fructuosa sería contabilizada para determinar la producción y consumo de los endulzantes, así como el excedente de azúcar mexicano que podría exportarse de México a Estados Unidos; en resumen, una inadecuada negociación de los términos del TLC obligaron a reducir las exportaciones y ello tuvo un fuerte impacto en la economía del sector, la industria, el campo y toda la cadena productiva.
Después vino una larga cadena de golpes para los productores de caña y, en general, para la agroindustria azucarera; los ingenios El Modelo, San Miguelito, Providencia y San Cristóbal enfrentaron severos problemas, aunque no llegaron a los niveles que registraron otras factorías, como San Francisco, de Lerdo de Tejada; Independencia, de Martínez de la Torre; La Concepción, de Jilotepec; y Libertad, de Misantla, todos en quiebra.
Hoy, el sector azucarero enfrenta una nueva amenaza que podría convertirse en la puntilla para varios ingenios:
Primero, al iniciar 2014, las proyecciones del consumo de azúcar indican una baja del 2 por ciento con relación al año anterior, debido a tres factores fundamentales: la competencia del alta fructuosa, los impuestos a las bebidas azucaradas y el cambio de hábitos en el consumo de los mexicanos.
Por si fuera poco, hace menos de una semana, a petición de la Alianza Azucarera Americana, el Departamento de Comercio de Estados Unidos impuso aranceles de hasta 17 por ciento a las importaciones de azúcar de México, alegando subsidios a la producción y, por consiguiente, competencia desleal. De reducir las exportaciones, el precio bajaría de manera considerable por la sobreoferta en el mercado interno, lo que impactaría en la industria azucarera nacional y, de manera directa, en el bolsillo de miles de mexicanos que dependen de esta actividad.
Sólo el año pasado, México exportó a Estados Unidos casi 2 millones de toneladas de azúcar; de ahí la importancia de dicho sector para nuestra economía.
El gobierno mexicano mantiene negociaciones para eliminar el arancel impuesto por Estados Unidos, y argumenta que los apoyos al sector se entregan sólo cuando el precio de la caña se ubica debajo del rango y que, por tanto, no pueden considerarse como subsidios. El tema podría resolverse hasta enero o mayo de 2015; mientras tanto, el sector azucarero nacional soporta una nueva etapa de crisis. @luisromero85