Carlos Ramírez/Indicador político
Arte y cultura, el olvido
El 26 de febrero de 2010, fue promulgada la Ley número 821, para el Desarrollo Cultural del Estado de Veracruz que plantea, entre sus objetivos, el desarrollo de la cultura veracruzana, la definición de la política cultural del estado y los mecanismos de apoyo al fomento y promoción de la cultura.
Se trata de una ley que obliga al gobierno estatal a fomentar y proteger el desarrollo de las artesanías, artes populares, empresas e industrias culturales de la entidad; de igual forma, a promover y proteger la diversidad cultural, como objetivo fundamental del desarrollo integral de la entidad.
En su Artículo 6, el citado ordenamiento jurídico se refiere al Programa Estatal para el Desarrollo Cultural y establece que éste dará prioridad al fomento, investigación y estímulo a las expresiones culturales plurales de la población, a fin de preservar la riqueza cultural de Veracruz.
Más adelante, en el Artículo 20, relativo a las atribuciones del Instituto Veracruzano de la Cultura, se plantean la capacitación de servidores públicos del sector cultural, la creación de programas para el desarrollo cultural, el fomento y apoyo a las artes populares y el impulso a la creación de museos de sitio, además de la constitución de un observatorio para el desarrollo cultural que recopile, sistematice, organice y actualice la información estadística del sector.
En esa ley se menciona como atribuciones de los ayuntamientos veracruzanos la elaboración del programa municipal de desarrollo cultural, la creación de espacios de referencia cultural que promuevan la identidad y la cohesión social, así como el fomento y apoyo a la investigación, conservación y difusión de las manifestaciones culturales.
Lo lamentable es que la Ley para el Desarrollo Cultural de Veracruz es letra muerta, porque pocos cumplen con lo que ahí se establece. Para los municipios veracruzanos, por ejemplo, la acción de gobierno se reduce a obra pública, vigilancia, recolección de basura y alumbrado; sólo algunos, muy pocos, atienden los temas de medio ambiente y desarrollo urbano y casi todos se olvidan del área cultural, para la que no se destinan recursos públicos.
Un ejemplo de ese desinterés en los ayuntamientos por dicho tema tiene que ver con el funcionamiento de las casas de cultura; casi la mitad de los municipios veracruzanos no cuentan con ese espacio y en muy pocos se observan actividades de promoción y fomento a la cultura y las artes.
De acuerdo con el director del Instituto Veracruzano de la Cultura, Rodolfo Mendoza Rosendo, más de cien ayuntamientos carecen de casa de cultura.
Hace más de 20 años, cuando dirigía el instituto la doctora Ida Rodríguez Prampolini, Veracruz contaba con 166 casas de cultura, distribuidas en los 209 ayuntamientos que tenía entonces la entidad; luego vino una etapa en la que prevaleció el desinterés de los gobiernos locales y la cifra cayó a 88; actualmente se han recuperado más de 20, pero todavía falta mucha inversión y, sobre todo, disposición de las autoridades municipales para avanzar en el tema.
Por otro lado, sería injusto pedir inversión a los ayuntamientos de lugares como Landero y Coss o Tuxtilla, que ejercen apenas diez millones de pesos al año para todo su gasto operativo, pago de nómina y obra pública, simplemente porque no tienen dinero para hacerlo.
En contraparte, hay lugares como la propia capital del estado, donde la cartelera y la oferta cultural que presentan organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, Universidad Veracruzana y gobierno estatal, es sobresaliente; a pesar de ello, observamos galerías de arte, auditorios, sala de concierto y, en general, lugares que son sede de eventos culturales casi vacíos; de tal manera que si bien la inversión es importante para dignificar un espacio cultural, no es el único requisito para llenarlo, porque para ello hacen falta promoción y fomento a la cultura e interés de la población. @luisromero85