
Telar de cintura, arte milenario presente en Cumbre Tajín
JÁLTIPAN, Ver., 23 de marzo de 2016.- No hay dato exacto desde qué año o quiénes empezaron a comer la tierra en Jáltipan, pero se la comen. Sin embargo, no es cualquier tierra, es una arcilla especial que se localiza a metro y medio del suelo y tiene un característico un color entre rosado y morado.
Don Pedro Martínez, de los últimos artesanos que quedan en el municipio, relata que desde 1942, cuando era niño, la chogosta ya se preparaba para comer y venderla. Él ayudaba a su abuelita para traerla desde los bancos de arena y procesarla para convertirla en golosina.
Su forma de preparar el dulce es peculiar: una vez que es extraída, se pone en alguna madera y se desmorona, de ahí se vierte agua para poder moldearla. Se hace bolitas y se pone en las cocinas prehispánicas para estar frente al humo por lo menos cinco días antes de que se pueda degustar.
Algunos dicen que “sabe a tierra”, por lo que no es del agrado de todo el mundo e incluso las nuevas generaciones no lo quieren siquiera probar.
«La preocupación es que nos muramos y no haya nadie que pueda realizarla, de hecho son mis últimas veces que preparo la chosgosta», lamentó don Pedro Martínez.
La Dirección de Cultura del municipio afirmó que en las próximas ferias que se realizarán en la ciudad, se pretenden hacer talleres para que los jóvenes aprendan a preparar la chogosta, pues en todo México es el único sitio en donde la tierra se come como golosina.