Carlos Ramírez/Indicador político
HÁBITOS DE VIDA LOCA
** Es Verdad Innegable: lo que no tienes a la mano y no puedes conseguir fácilmente, es un Freno; natural o impuesto, eso es: un límite que te obliga, te constriñe pues, a sujetarte a lo que hay y a lo que no hay.
** Tengo fresca en la Memoria el episodio de hace varios años, cuando llevaba 3 meses viviendo en otro país que sí regula, con Leyes, lo que sus Ciudadanos Beben y Comen, y yo traía esa sensación tan conocida, con seguridad, por muchos Lectores: el clásico «antojo» mexicano, por un pastelillo de la industria chatarra que en México nos mantiene, junto con los refrescos, en el primer lugar mundial de Obesidad y Sobrepeso.
** Y cómo recuerdo que busqué incansable, algo que se le pareciera al horrendo pastelillo azucarado y nada: no había nada que se le pareciera ni remotamente. Asombrada, pregunté si no tenían una filial de la panificadora «del osito» ahí, al otro lado del mundo, y no: lo que había era industria nacional: cuidadosamente vigilada y regulada, que hacía panecillos, con harina de trigo de verdad, con frutos secos y almíbares naturales. Mas una gama de dulces igualmente artesanales, higiénicos y nutritivos. Punto. Y ni hablar: me aficioné a ellos y olvidé, por mucho tiempo, los horrorosos «ganchitos».
** Parecerá Verdad de Perogrullo pero vale la pena el recordatorio: no comes ni bebes lo que no tienes a la mano, así de simple.
** Son los límites y las carencias impuestas; las regulaciones, que en otros países es cosa que no se discute, y es bueno traerlo a colación ahora que comenzarán las protestas por la aprobada «Ley para una Juventud Segura y Libre de Alcohol» que promovió el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, quien está convencido de que la venta de alcohol sin restricciones, mueve precisamente a eso: a no tener límites al Consumo, y por ende, a reproducir una serie de condiciones de riesgo e inseguridad, para los Consumidores. Principalmente jóvenes.
** La medida y la intención es plausible. Quieran o no admitirlo los detractores de Oficio de JDO.
** Veracruz se sitúa, a nivel nacional, por encima del «promedio» de accidentes fatales de Tránsito: producto del exceso de velocidad y consumo inmoderado de alcohol.
** Es obvio que quienes hacen negocio con la venta de alcohol sin ninguna limitante, estén en estas horas indignados y ya se hayan ido a lloriquear a Boca del Río donde, por supuesto, cuestión de afanes políticos, el alcalde MAYM los acogió de buena gana: en un pretendido «territorio libre» de multas de tránsito, donde construirán en la playa porque tienen permisos, y donde, ahora, también parece, venderán alcohol hasta que los clientes no sepan ya qué están bebiendo, y qué les están sirviendo; porque ahí son «libres» y se pueden poner hasta «el cepillo» o «hasta las chanclas» como decimos en México, porque a ellos, nadie, y menos el gobernador, les dirá cómo y a qué hora tienen que consumir.
** Se sabe que empresarios de la Asociación de Hoteles y Moteles no acepta la restricción que impone la Ley recién aprobada: y buscarán, dicen sus defensores, ampararse. Otra batalla. Pero aquí no es como en el caso de la reglamentación de Tránsito y sus multas, una que tenga muchos asideros de lógica y razón.
** Baste que se imponga el Sentido Común: y la voluntad de dejar de lado el ánimo por la ganancia personal, exclusiva, y se vea por la Calidad de Vida en Veracruz: de las 8 de la noche a las 2 de la mañana, son 6 horas de ingesta de alcohol, que para el caso de «antros» juveniles ya es mucho.
** En Veracruz hay sitios que comienzan a vender alcohol desde las 10 de la mañana, y hay otros que abren a las 11 de la noche y cierran a las 6 de la mañana: y su clientela mayormente adulta y ducha en los infiernillos del alcohol no es, mayormente, una que después salga a manejar como loca, aunque no dudamos que se den los casos.
** Para sitios turísticos como Los Portales, acaso la medida les cause igual inquietud o temor: cientos de empleos y de familias dependen de sus fuentes de trabajo y son bares que inician, algunos, sus ventas desde que abren: a las diez de la mañana; pero a la 1 de la tarde y hasta por lo menos las 12 de la noche, es su franja horaria mas productiva. Pero no es sitio preferido de primeras juventudes: por lo abierto al aire libre y por los precios.
** Hay incluso Clientela «portalera» que su mayor «hazaña» es llegar desde que abren hasta que cierran los bares del emblemático y referencial corredor ubicado en la antigua calle (hoy cerrada al tráfico) de Lerdo, a un costado del Palacio Municipal y que concentra a músicos de son Jarocho, montuno, marimbas, norteña y de mariachi, y que viven ellos y sus familias, de esta actividad; así como la gama de vendedores de todo lo posible e imaginable. Imponerles horarios de 8 a 2 de la mañana sería desplomarles no solo su forma de vida, sino sus ingresos.
** Y hay otros bares que abren, exactos, a la 1 de la tarde y cierran a las 6 puntuales: sin excusas y sin ofrecer «la caminera» como dicta el canon del mundillo cantinero mexicano.
** Otros mas, abren al mediodía y cierran puertas a las 7 de la noche: una hora antes avisan a la clientela por si hay alguien «aferrado» y se les dice que su copa o su cerveza «es la última del día…», así que para cuando llega la hora de bajar la cortina o cerrar la puerta, mayormente los parroquianos han terminado de charlar y pasar un rato entre amigos, o con familia, que de eso se trata, en teoría, el convivio.
** Es complicado.
** Una Ley de mejor intención, puede toparse con Realidades: habría entonces que Consensuar y revisar casos, porque muchos consideran atropello la regulación horaria y otros mas estarían muy dispuestos a no exceder los límites: porque basta asomarse a «antros» en la conurbada Veracruz-Boca del Rio por ejemplificar, a las 3 o 4 de la madrugada, y ver que no solo jóvenes sino adultos, ya hace horas rebasaron sus propios límites: y andan perdidos y desorientados.
** Y por eso y en la lógica comercial, es que los antros los echan a la calle en la hora del «cierre» y frente a sus locales o incluso dentro de los mismos, se produzcan toda clase de espectáculos denigrantes y riñas y desencuentros. Aquí es común y hasta han grabado videos y los han «colgado» en redes. Muchos de estos chicos y chicas no saben decir en qué momento perdieron noción de ellos mismos.
** Una Ley, cualquiera, por sí sola, no le enseñará al Ciudadano promedio ni a los niños ni a los jóvenes, a buscar un sentido a la existencia que trascienda el experimentar «la vida loca»; es verdad. Se requiere tener las bases familiares, morales, para no quedarse en esa forma de vida.
** Pero también es innegable que una regulación horaria destinada a impedir los excesos en la ingesta y en la conducción, sí que ayuda. Alguno con lógica implacable dirá que para beber en exceso y manejar irresponsablemente, o no manejar pero simplemente beber hasta no saber de si mismo, se puede hacer de 8 a 2 de la mañana y es cierto: pero serán los menos, eso ni duda cabe.
** El Ideal es sentar las bases para lograr convivencias armónicas, donde el alcohol sea un complemento, y no el centro de toda actividad: no es fácil y entra esto en la capacidad que un Estado tiene para ofrecer las condiciones y alternativas para el disfrute, con Seguridad, de espacios públicos, y donde la incursión a sitios privados de diversión no conlleve más riesgos que una desvelada.
** Por mi parte celebro la intención de esta Ley para una juventud segura y libre de alcohol.
DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…
REGULACIÓN.-Palabra chocante: una que de entrada, recibe la resistencia ciudadana, y es normal en un país como México: donde se sabe que las regulaciones se estrellan en paredes de intereses económicos y de hábitos.
LÍMITES.-A la bebida y a la comida es casi insultar al ciudadano promedio en México: es revolverle algo íntimo, allá en su Subconsciente plagado de laberintos solitarios, si echamos mano al texto Paciano.
LIBERTAD.-Un concepto que en México se comprende de muchas maneras y se vive según las Entendederas del ciudadano promedio; así, hay personas que esgrimen argumentos tales como: «la calle es libre» para estacionarse tapando un garage o utilizándola como mercado personal sin pagar un centavo; o «soy libre» para hacer toda clase de fechorías para su mal y para el ajeno.