Carlos Ramírez/Indicador político
Mejor ni se meta con el sindicato, don Fernando
De todos es sabido que Juan Antonio Nemi Dib tuvo que presentar su renuncia a la Secretaría de Salud porque no pudo con el monstruo del sindicato. El pasado 26 de septiembre el todavía Secretario dijo que el departamento jurídico de esa dependencia denunciaría a líderes sindicales por el delito de coacción.
Juan Antonio no se anduvo por las ramas y dio a conocer los nombres de los líderes José Antonio Medina Fernández, Enrique Ravelo Pereda y Raymundo Cienfuegos Díaz Ordaz, de Orizaba, además de Margarito Ramos Gómez, de Córdoba, como quienes se dedican a la venta de plazas, falsifican documentos y sustraen combustible de las unidades de la dependencia.
Nemi Dib agregó que al realizar una supervisión en la ciudad de Orizaba se detectó que más de 80 sindicalizados no se presentan a laborar y la misma anomalía se detectó en Córdoba. Dijo además que las familias de los líderes aparecen como trabajadores pero que en realidad son aviadores.
El ex titular de Salud no descubrió el hilo negro, lo que dio a conocer se sabía desde hace años y quizá la única diferencia es que él sí quiso limpiar al sindicato. Pero no pudo.
La respuesta de los líderes no se hizo esperar y como primeras providencias le organizaron paros y movilizaciones en toda la entidad, al grado que si se hubiera quedado unos días más al frente de la Secretaría, en estos momentos los hospitales estarían cerrados con la consecuente parálisis del sector.
Juan Antonio no alcanzó a entablar la demanda porque tras las movilizaciones su renuncia estaba más que cantada. El señor se fue a su casa y los líderes gozan de cabal salud sindical porque hasta el momento nadie les ha tocado ni un pelo.
Su sucesor, Fernando Benítez Obeso, es un hombre más bueno que el pan. Quienes lo conocen aseguran que es un médico dedicado a sus enfermos y ajeno a broncas sindicales. “Su trabajo lo hace con pasión y entrega, para él lo más importante son su familia y sus pacientes” me dijo un amigo muy cercano a él.
Pero en su primera aparición pública como Secretario de Salud (asistió a la Semana Nacional de Salud en Perote) los periodistas le preguntaron por las demandas heredadas por su antecesor y contestó que está dispuesto a investigar la red de corrupción en el sindicato.
Ni se le ocurra don Fernando.
Mejor dedíquese a trabajar con lo que tiene y a torear a los derechohabientes que exigen mejor atención, más medicinas, más médicos y más hospitales. No se meta con los mafiosos sindicales porque le va a pasar lo que a su antecesor.
Al sector Salud de Veracruz le falta de todo y le sobran corruptos y vividores que han sido solapados por años. Son sujetos que con tal de seguir mamando del presupuesto no se tientan el corazón para meterse con la honra y la familia de los que consideran sus enemigos.
Meterse con ellos sin apoyo gubernamental es poco menos que un suicidio. Es como pelear contra molinos de viento, con la salvedad de quien lo intenta en estos tiempos, sale más vapuleado, jodido y fregado que don Quijote.
No don Fer, mejor ni lo intente.