Quirino Moreno Quiza/Repechaje
Como seguramente ya es de tu conocimiento, lector, desde hace unos días circulan en las redes sociales un par de fotos donde se observa al diputado local Alfredo Gándara Andrade, durmiendo la mona en su curul mientras sus compañeros están en friega sesionando.
Qué pinche desvergüenza e indolencia, me cae.
El tipo puede alegar que padece narcolepsia o síndrome de Gelineau, pero eso es falso. Gándara es un redomado huevón y su placer es comer y dormir. Se dormía en la Coordinación de Comunicación Social del PRI y en la del gobierno del estado, en la alcaldía de Poza Rica y durante su campaña a la diputación había que ir a su casa a despertarlo.
No es la primera vez que lo pescan jeteando, fotos de esas hay tantas que ya no son noticia, pero sí deberían causarle vergüenza porque come y vive de los contribuyentes que están hasta el gorro de deudas, y que a pesar de eso tienen que desembolsar de su exiguo presupuesto para pagarle a un sujeto que se va a dormir al Congreso.
Gándara Andrade es el prietito en el arroz porque, contra la costumbre generalizada, es el único de los diputados que ocupa su asiento como mullido reposet, acomoda lo mejor que puede su voluminosa figura y… órale, a dormir se ha dicho.
Lo demás le vale madre.
Quizá para taparle el ojo al macho el jueves anterior se levantó de su curul, caminó hacia la tribuna y presentó una iniciativa “para fortalecer al turismo veracruzano” que no es otra cosa que un compendio de lugares comunes, porque iniciativa, lo que se llama iniciativa para mejorar esa veta poco explotada, nomás no es.
“Si el gran turismo constituyera la principal actividad de los veracruzanos, el estado alcanzaría un progreso envidiable. Si se optara por esta vía de desarrollo, contamos con los elementos primordiales para transitarla con buen éxito” dijo el legislador en una parte de su perorata. Lo que no dijo es cómo hacerle para que el turismo llegue a raudales a Veracruz.
Como sucede con las iniciativas intrascendentes, la de Alfredo fue turnada a las comisiones correspondientes “para su revisión y dictamen”, que es una manera muy diplomática de decir que fue archivada y dormirá el sueño de los justos; igual que lo hace el gordo en su curul.
Si efectivamente padece narcolepsia, pues que se la trate. La enfermedad al igual que la gripa no tiene cura, pero tampoco provoca la muerte. Se detiene a base de ejercicio y una alimentación balanceada. Digo, nada le cuesta meterse en unos pants, darle un par de vueltas al parque de Los Berros y bajarle a la comida.
Quienes lo conocen saben que es un glotón patológico; de ahí su tonelaje. Para nadie es un secreto que cuando estaba en Comunicación Social del Gobierno del Estado, mandaba traer docenas de tacos al pastor que se jambaba en su oficina. Y después se echaba su buena siesta.
Más que narcolepsia, lo que se carga el diputado por el Distrito de Poza Rica es una hueva del tamaño de una catedral que lo está dejando muy mal parado con sus compañeros. Y es que los legisladores ya le dicen el osito Koala, y no simpático, sino porque al igual que el animalito australiano, es capaz de chutarse 22 horas al día durmiendo.
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