Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
No es la autopista, es el tren
Uta, lo que faltaba. Por años los tuxpeños esperaron la construcción de la autopista México-Tuxpan para que “ahora sí” llegara el progreso al puerto. Fueron años de paciencia y estoicismo, de promesas incumplidas, de trámites burocráticos, de vueltas y más vueltas a la capital de la República para que el proyecto se concretara, hasta que un día el chaparrito Carlos Salinas se levantó de buenas y dijo: “sale, va” y comenzó la construcción que se tardó 20 años y por la que desfilaron cinco presidentes antes de que fuera inaugurada.
Pero ahora resulta que la autopista no es el detonante para el progreso, sino el ferrocarril. Y otra vez hay que comenzar; nomás que esta vez de cero.
La última vez que pasó un tren por Tuxpan fue en 1966. Por años la vía estuvo abandonada hasta que a principios de los setenta de plano la quitaron y ahora todo eso es el famoso Libramiento.
La carga que llegará al Muelle de Contenedores y será enviada principalmente a la ciudad de México, costará un ojo de la cara si se transporta por la autopista. Nomás en casetas y gasolina se gastará un mundo de dinero. Llevarla por ferrocarril es lo ideal porque la entrega será más rápida, disminuirá los costos y aumentará el volumen de carga. La bronca es que Tuxpan no tiene ni tranvía.
Todos los grandes puertos del mundo, todos, dependen del ferrocarril y que Tuxpan carezca de este importante medio de transporte lo seguirá anclando en el subdesarrollo.
La solución es ponerlo nuevamente pero ¿en dónde? El Libramiento queda definitivamente descartado por lo densamente poblado. Tratar de empotrar nuevamente la vía ahí sería una locura y si gobierno federal se empeña se meterá en una bronca más gruesa que la que tiene con los macheteros de Atenco.
Construir un tren paralelo a la autopista sería una locura mayor por los costos y el tiempo. La solución, dicen los expertos, es hacer el trazo rumbo a Tampico.
La ciudad de México tiene conexión con Tampico por vía ferroviaria y existe un proyecto para ampliar esa conexión con la comunidad de El Magozal que pertenece al municipio de Ozuluama. Tuxpan se enlazaría con Tampico vía El Magozal para mover la carga que llegará al Muelle de Contenedores y todos contentos.
Pero aquí saltaría otro problema; si el tren México-Tuxpan se llega a concretar ya no enviaría su carga por la ruta más corta, sino por la más larga porque pasaría por Tampico.
Pero por donde pase la vía la solución para desahogar el Muelle de Contenedores es el tren y no la autopista.
Uta, y tanto que mis paisanos tuxpeños estuvieron esperando la súper carretera.
Los chinos llegaron ya
Y hablando de Tuxpan, un empresario hotelero de ese puerto me comentó feliz de la vida, que tiene rentadas las habitaciones de su hotel por varios meses. “¿Por los Juegos Centroamericanos?”, le pregunté. “No hombre, por chinos que trabajarán en la Terminal Marítima” me contestó.
Me dijo que en un principio los líderes sindicales echaron a correr la versión de que los contratistas emplearían sólo a ingenieros asiáticos y que los albañiles, electricistas, carpinteros, chalanes, etc., serían mano de obra tuxpeña. Pero a su hotel han llegado chalanes, ayudantes de chalanes, albañiles, carpinteros e ingenieros listos para entrar en acción.
“Hasta donde sé no han contratado trabajadores de Tuxpan y al parecer no lo van a hacer. Creo que tienes razón cuando dices que si los chinos le quitaron la chamba a los tuxpeños, en una de esas les pueden quitar a las tuxpeñas. Por lo pronto ya le puse marcaje personal a mi esposa. Quiero evitar que un asiático le cante bonito y me la vuele” me dijo.