Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los esposos Abarca, de reyes a reos
La noticia del día y del mes es la detención de José Luis Abarca y su distinguida esposa María de los Ángeles Pineda, en una casa muy modesta de la delegación Iztapalapa, que contrasta un mundo con la riqueza y fastuosidad con la que vivieron en Iguala, Guerrero.
Ahora, toda la lana que poseen y que presuntamente obtuvieron al amparo del narco será para sus abogados defensores que ya se frotan las manos por entrar en acción.
¿Los sacarán de la cárcel? Es casi imposible. Acaso los ayuden a bien morir, es decir, tratarán de que no los entamben una eternidad de años y en caso contrario les bastará con decir: “Con la pena pero no se pudo, lo sentimos mucho. Eso si, nos vamos con la satisfacción de haber hecho nuestro mejor esfuerzo».
Es casi seguro que “La Pareja Imperial” escoja para su defensa a uno de los mejores bufetes jurídicos de México, pero conforme pase el tiempo y la lana se les vaya acabando, optarán por otros de medio pelo hasta llegar a los abogados de oficio. Esto ha pasado otras ocasiones con personajes de mucho dinero y quizá el ejemplo más emblemático fue el de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, que terminó quedando a deber dos millones de pesos a unos abogados de barandilla, después de haber sido defendido por uno de los mejores litigantes del país.
El diario Milenio fue de los primeros en dar a conocer gráficas del interior de la casa donde fueron a refugiarse los Abarca acosados y perseguidos como perros con rabia. La vivienda es de material y tiene tres piezas con paredes descarapeladas y evidentes signos de abandono. No se ven muebles en lo que se supone es la sala, sólo siete perritos french poodle a lado de varios platos de croquetas que miran en silencio a la cámara fotográfica. Al fondo se ve un fregadero sucio. Y no más.
Afuera, un enorme tinaco negro descansa en una esquina del patio. Más al fondo hay un minúsculo baño cuya puerta es una cortina de plástico y donde tanto José Luis como su esposa, tan fina ella, tuvieron tiempo para meditar en las vueltas que da la vida mientras hacían lo que todo mundo hace cuando está sentado en la taza de un excusado.
Hace poco más de treinta días, la señora María de los Ángeles acababa de dar su informe de labores como presidenta del DIF en Iguala, y había aprovechado el viaje para destaparse como candidata del PRD a suceder en la presidencia municipal a José Luis Abarca, que casualmente es su marido. Mientras la mujer se destapaba, un ujier le dijo al alcalde que un grupo de chavos había llegado en unos camiones y al parecer querían boicotear el evento de la señora. José Luis ordenó a su jefe de policía que se encargara de los revoltosos y éste cumplió cabalmente la orden matando a tres y deteniendo a 43 normalistas de los que hasta el momento no se sabe absolutamente nada.
A la hora de escribir estas líneas “La Pareja Imperial” continuaba rindiendo su declaración en la SEIDO. Lo principal, lo importante, es que aporten pruebas sobre el paradero de los 43 normalistas. Lo otro, lo de sus presuntos nexos con el narco, eso vendrá después. Lo que sobra es tiempo.
Y es que si los encuentran culpables de los crímenes que les achacan, a los esposos Abarca les esperan más de 50 años de prisión por cabeza.
Un precio que nunca será alto si tomamos en cuenta el tamaño de sus actos.