Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Grave y alarmante segundo lugar
De acuerdo con el Centro de Asistencia Terapéutica (CAT) de Barcelona, España, la heroína es un producto semisintético derivado de la morfina que no se utiliza con fines médicos y sólo se encuentra en el mercado ilegal.
Existen dos tipos de heroína: la heroína blanca de mayor pureza y la heroína marrón, de pureza menor pero de mayor toxicidad.
En una primera etapa, denominada en el argot “luna de miel”, tras la administración de la heroína hay una sensación de placer muy intensa y a los pocos segundos un estado de sedación total y cierta euforia con ausencia de cualquier malestar psíquico. Esta sensación dura de dos a tres horas y desaparece en forma progresiva.
Las reacciones a nivel físico producen sequedad de boca, disminución del tamaño de las pupilas, constipación intestinal y el ritmo respiratorio se vuelve lentísimo.
Los efectos a largo plazo una vez desarrollada la tolerancia y dependencia a la sustancia son alteraciones de la nutrición, provocadas por desarreglos en la alimentación. Hay adelgazamiento, alteraciones digestivas, la heroína produce un estreñimiento bárbaro; alteraciones cardiovasculares y de la sangre que producen anemia. En las mujeres embarazadas existe el riesgo de aborto o parto prematuro así como alteraciones en el recién nacido.
Los adictos a este alcaloide sufren de alteraciones psicológicas como apatía, depresión o egocentrismo. La heroína también le pega al sistema nervioso con trastornos de atención, falta de memoria e insomnio.
Y lo que comenzó como luna de miel termina en un infierno para los heroinómanos ya que el síndrome de abstinencia les pasa una factura muy gruesa con el deseo de consumo, ansiedad, búsqueda de droga, exceso de secreción nasal, aumento en la dilatación de las pupilas; piloerección, conocida coloquialmente como tener los pelos de punta o la carne de gallina, calambres musculares, oleadas de frio y calor, anorexia, neurosis y, posteriormente, lentitud motora, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, aumento de la frecuencia respiratoria, así como aumento en el pulso y la tensión arterial.
Eso y más dice el CAT respecto a la heroína.
¿Por qué traigo a colación el tema?
Porque Veracruz ocupa el segundo lugar a nivel nacional en el consumo de este fármaco, sólo abajo del DF y arriba de Chihuahua que está en tercer lugar.
Lo anterior lo dio a conocer la investigadora en Ciencias Médicas de la UNAM, Martha Romero, quien agregó que según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones del 2011, el consumo de esta droga se incrementó en un 600 por ciento ya que si en 1988 había tres mil usuarios, en el 2011 la cifra se disparó a 170 mil usuarios.
Martha Romero indicó que el creciente número de adictos se debe a que el mercado que había en Estados Unidos se cerró por las políticas antidrogas y la sustancia que antes se exportaba a ese país se está quedando en el nuestro. En relación al segundo lugar nacional que tiene Veracruz, dijo que quizá se debe a la cercanía del estado con dos de las entidades productoras: Oaxaca y Guerrero.
Por donde quiera que se le mire, el dato que dio la doctora Romero sobre el consumo de heroína en Veracruz es escalofriante, sobre todo porque quienes la consumen son los jóvenes.
Es evidente que la encuesta no se aplica cada año porque la investigadora habló de los datos más recientes. ¿Cuántos heroinómanos habrá en este momento en el estado? ¿Qué hacen las autoridades al respecto? Y sobre todo ¿por qué las mismas autoridades se han hecho bueyes con este gravísimo segundo lugar a nivel nacional? ¿Por qué lo han ocultado?