David Colmenares Páramo/Día mundial de la información para el desarrollo
Dos bajas por motivos de salud
La semana anterior la salud de dos personajes conocidos en el ámbito de su competencia sufrió severos quebrantos prácticamente de un momento a otro. Estas dos celebridades son Neymar, astro de la selección brasileña de futbol y Fernando Charleston, astro de las finanzas veracruzanas (bueno, al menos así nos lo vendieron).
Qué carambazo le acomodaron a Neymar, lector. De milagro no quedó paralítico. Cuando el colombiano Juan Camilo Zúñiga le dio el rodillazo todo mundo pensó que el carioca le estaba haciendo al Arjen Robben y no faltó quien le gritara «¡párate no seas payaso!». Pero ni estaba emulando a Robben, ni estaba haciéndose el payaso y tampoco se hacía buey. El jugador realmente estaba delicado.
Corría el minuto 88 del partido entre Brasil y Colombia disputado en el estadio Castelao y el marcador favorecía a Brasil 2-1. Los colombianos atacaban con todo, Neymar recibió el balón y trató de controlarlo con la pierna derecha cuando Zúñiga le llegó por detrás y ¡sopas! Al final Brasil triunfó en un sufrido encuentro pero se quedó sin su estrella que verá el siguiente juego desde una clínica médica
El parte médico fue bien claro: Neymar sufrió una fractura en la tercera vértebra lumbar que aunque no lo pone en riesgo de invalidez, tardará en sanar de tres a seis semanas. Tope en eso y no en una desgracia, como decía un tío mío. Y es que tantito más y no quiero ni pensar en lo que hubiera pasado con este chavo de apenas 22 años de edad.
Y mientras Neymar causaba baja por motivos de salud, a ocho mil kilómetros al norte de Brasil, en un risueño lugar llamado Xalapa, había otra baja también por motivos de salud. La de Fernando Charleston, Secretario de Finanzas y Planeación del gobierno del estado.
Esta renuncia causó sorpresa, pasmo, extrañeza, desconcierto y zozobra en el mundillo político veracruzano entre otras cosas, porque si algo le sobra a Fernando es buena salud. Bueno, al menos eso es lo que aparenta.
De acuerdo con el dubitativo boletín de comunicación social, el titular de la Sefiplan solicitó separarse de sus funciones ya que padece una enfermedad que, aunque no es grave, implica que se trate en la ciudad de México. Pero como no se menciona el nombre de la enfermedad comenzaron las murmuraciones.
Y es que en tiempo de mis abuelos cuando se quería ocultar el padecimiento de un sujeto decían que tenía una enfermedad «íntima». Y la raza intuía de volada que se trataba de una gonorrea, chancro o hemorroides. Pero este no parece ser el caso del ex funcionario.
Entonces ¿cuál es el mal que lo aqueja y lo orilló a tomar una decisión tan drástica?
Una persona cercana a él me comentó que lo que padece Fernando se llama testiculítis aguda. Al parecer se le inflamó no sé qué parte y por eso presentó su renuncia.
-¿Y es grave ese padecimiento?- pregunté
-No hombre, para que la inflamación baje bastará con que dejen de joderlo los acreedores del gobierno del estado y en unas cuantas semanas quedará como nuevo- me respondieron.