Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
Si alguien piensa que traigo pleito personal con Elizabeth Morales, se equivoca. Mi respuesta es no. Simplemente me parece que como política ha dejado mucho que desear y las veces que se ha presentado la oportunidad he manifestado mi opinión al respecto.
Creo que si la pasan a la báscula no aguantaría una auditoría porque sus bienes y posesiones no empatan, pero ni con mucho, con el dinero que ha ganado como funcionaria pública. Creo que ha usufructuado en su beneficio dinero ajeno y por lo tanto es corrupta (hasta que se demuestre lo contrario). Pero pleito con la señora no hay y menos personal.
Elizabeth tiene la escuela de los políticos setenteros del siglo anterior, y esa forma de ser la llevó a protagonizar su infumable programa televisivo “Solo Respuestas” donde daba la impresión que la silla de ruedas, las láminas acanaladas y las despensas que entregaba a los jodidos, salían de su peculio y no de los contribuyentes jarochos. Elizabeth era la diva, la diosa, la rock star del programa y los fregados las comparsas a modo para que ella se luciera.
Como legisladora encargada de la Comisión del Deporte bien poco fue lo que hizo y mucho lo que dejó de hacer. Son varias las historias de deportistas que le pidieron apoyo y lo único que recibieron fueron carretadas de promesas jamás cumplidas.
Fue candidata del PRI a la alcaldía de Xalapa no sólo contra la voluntad popular sino contra la de los mismos tricolores que nomás no la quieren. Disciplinados como son votaron por ella a regañadientes y la llevaron al triunfo. Pero su paso por la presidencia municipal fue gris y acaso contrastó con los escándalos sobre su vida personal y los viajecitos al extranjero que hizo a costa del erario. Si le preguntas lector a cualquier xalapeño sobre su desempeño la gran mayoría le dará una calificación reprobatoria.
Ahora, nuevamente contra la voluntad de los priistas, fue ungida lideresa estatal del PRI en una ceremonia donde volvió a hacer gala del discurso sesentero que tanto le gusta; discurso donde destacaron los reiterados y zalameros elogios al gobernador que sin duda lo molestaron. Y es que la verdad sea dicha, se pasó de miel con el Ejecutivo estatal.
Flaca memoria deben tener quienes la eligieron lideresa al no recordar que durante las elecciones para gobernador, la Morales prometió que si la nombraban candidata Javier Duarte ganaría en Xalapa. Fidel Herrera dio luz verde a su candidatura, Elizabeth ganó por abrumadora mayoría pero Duarte perdió en la capital del estado.
Elizabeth no tiene el empaque, ni la inteligencia, ni las agallas para dirigir un partido como el PRI. Eso sí, es dueña de una astucia a toda prueba, pero muchas veces eso no basta. Si no que le pregunten a Miguel Ángel Yunes Linares que en 1997 como mandamás del tricolor, le entregó a Patricio Chirinos los despojos de 107 alcaldías que pasaron a manos de la oposición.
En el PRI juraron que eso no volvería a suceder. Pero años después con Erick Lagos como líder estatal volvieron a perder y esta vez fueron 121 alcaldías. Aunque a Erick no le fue tan mal, en la actualidad es Secretario de Gobierno.
¿Qué cuentas entregará Elizabeth?
No creo que sean nada buenas y que nadie se llame sorprendido si llegan a perder por paliza. Esto no solo será culpa de ella sino de la mala cabeza de quienes la ungieron lideresa.
Por lo demás, espero que haya quedado aclarado que no tengo nada personal con la señora Morales. Nada.