Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Qué pedestre se vio Adolfo Mota
En tiempos de Luis Echeverría, los males que aquejaban al país eran obra de los emisarios del pasado. Al presidente le faltó hombría para reconocer sus errores.
El tiempos de López Portillo las cosas siguieron igual, mientras el país se deshacía a pedazos el jefe del Ejecutivo le echó la culpa a todo mundo; primero a los empresarios, después a los banqueros, luego a todos los mexicanos y cuando ya no tuvo a quien culpar, recurrió a la retórica soflamera que le salía tan bien: «Soy responsable de la embarcación, mas no de la tormenta» dijo mientras el peso se ahogaba en las turbulentas aguas de la devaluación.
Con los gobernadores sucede lo mismo; nunca tienen la culpa de lo que pasa en sus estados, la culpa es de otros. Aunque hay que reconocer que en muchas ocasiones tienen razón. Hay ex gobernadores que dejaron a sus entidades en la vil inopia y es hasta natural que el sucesor reviente contra ellos sobre todo si le toca recoger los despojos. Pero cuando están en funciones y cometen alguna barrabasada difícilmente la reconocen.
Esta costumbre ha sobrevivido por años y si antes era facultad de presidentes y gobernadores, ahora se ha extendido a los secretarios de gabinete.
Un ejemplo lo es el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), Adolfo Mota Hernández. El funcionario simplemente no acepta que tiene rémoras magisteriales cobrando sin trabajar, niega la existencia de «aviadores» en la SEV y descalifica el censo que hizo el INEGI a los maestros.
Como sabes lector, este censo registró a 39 mil sujetos y sujetas en el país que cobran un salario que no desquitan.
Fue patético oír a Mota defender a esos holgazanes en lugar de aceptar su existencia y prometer (aunque fuera para la foto), que actuaría contra ellos.
Entrevistado la semana anterior en el Word Trade Center de Boca del Río, indicó que durante el levantamiento del censo, por lo menos 300 escuelas de las 24 mil que existen en la entidad no estaban laborando por afectaciones climáticas «pero eso no significa que los maestros no estuvieran trabajando».
¿Seguro?
Si eso es cierto ¿en dónde estaban trabajando esos maestros? Digo, debió ser en un sitio hasta donde se pudiera trasladar el personal del INEGI. ¿O no?
El funcionario agregó que en la lista de huevones se incluyó a profesores de escuelas privadas y no solamente de instituciones públicas y «ese dato muchos no lo consideran».
Eso es una falacia. Cuando un maestro de una escuela particular falta sin justificación por tres días, se le da de baja en automático. En esas escuelas no hay maestros «comisionados» o al menos no son comisionados al estilo de la SEV. A los «aviadores» ni los conocen y en caso de que algún educador hubiera estado enfermo o de vacaciones cuando se realizó el censo, la dirección del plantel tuvo que hacerlo del conocimiento del INEGI.
Pero vamos a darle el beneficio de la duda ¿cuántos maestros «aviadores» tendrán las escuelas particulares? ¿Uno por treinta que tienen las escuelas públicas? ¿Tiene usted el dato señor secretario?
Adolfo Mota no fue capaz de aceptar lo evidente. Por el contrario, se empecinó en defender a los faltistas: “Muchos maestros se enferman, piden su día económico como es su derecho, (hay) algunos que tienen licencia, en esa hipótesis se encuentran algunos maestros. Cuando se habla de maestros no localizables, no quiere decir que no estén trabajando”.
Caray, qué pedestre y obtuso se vio el funcionario.
Con sujetos como él al frente de una secretaría tan importante, qué pena por la educación en Veracruz. Qué pena.