Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
¡Dos videos, dos!
La semana anterior un sujeto de nombre Miguel Ángel Martínez Aparicio, que laboraba en Palacio de Gobierno, fue grabado drogándose con solvente en su oficina ubicada en pleno Palacio.
El video de casi tres minutos lo muestra aspirando una botella de plástico que al parecer contiene thinner, mientras abre desmesuradamente los ojos y masca papel higiénico. Sin duda ya lo traían en la mira porque de inmediato le levantaron un acta administrativa y órale… pa afuera.
El video armó un furor bárbaro pues tuvo más de 30 mil visitas en apenas unas horas hasta que alguien ordenó que lo bajaran. Esto no deja de ser una soberana babosada porque hubo miles de cibernautas que lo copiaron y reenviaron a sus cuates de facebook y twitter, por lo que el baje resultó infructuoso.
Cuando el escándalo estaba en su apogeo, el gobierno estatal emitió un comunicado donde señala que a Miguel Ángel se le suspendió por darse sus tinacazos en horas de oficina, pero que lo apoyarán con atención médica ya que padece insuficiencia renal y cardiopatía, además de que se le echará la mano para que supere una probable adicción.
Ajá, ándale pues.
Lo cierto es que el tipo salió del anonimato. Digo, si a Miguel de Cervantes lo conocen mundialmente por haber escrito El Quijote, a Hitler por haber mandado a los hornos a más de seis millones de judíos y a Fox por sus pendejadas, ¿por qué no habrían de conocer fuera de nuestras fronteras a Miguel Ángel Martínez Aparicio por darse un tinacazo bien chido en el Palacio de Gobierno de Veracruz?
De hecho se me ocurre que al mismo edificio se le podría dar un valor agregado. Ya no sería solamente el lugar donde se asientan los poderes estatales sino «El sitio donde se puso bien pacheco un empleado en marzo del 2014″.
Más allá del Tinacazo, lo que mostró el video es que los sueldos que perciben los empleados estatales están pal perro. En otros tiempos ese mismo sujeto se hubiera metido algo más caro.
Otro video que anduvo dando de brincos en las redes muestra al maestro del Cobaev 04 de Agua Dulce, Carlos Alberto Chiñas Narvárez, en pleno jaleo sexual con una de sus alumnas menor de edad.
El tipo es un estuche de monerías ya que además de impartir la materia de ética en el mencionado plantel, es licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudiante de la maestría en educación por la UPAV, masón y coordinador del programa del gobierno estatal “Jóvenes Adelante”. Irónicamente, también tiene un blog donde escribe sobre docencia, valores y educación.
De acuerdo con las declaraciones de varias alumnas, este sujeto les prometía mejorar su calificación a cambio de favores sexuales. De esto ya tenían conocimiento en la dirección del Cobaev pero extrañamente sólo lo suspendieron por «reincidente».
¿Eso fue todo? ¿No se supone que ahora hay penas de cárcel más gruesas a quien induzca, incite u obligue a una menor a tener relaciones sexuales? ¿No habrá al menos una acusación penal?
Al parecer no, por lo que Carlos Alberto nomás cambiará de plantel y seguirá dándole vuelo a la hilacha con las adolescentes que caigan en sus redes.
Qué poca madre.