Raúl López Gómez/Cosmovisión
Entre las virtudes de Erick Lagos no está hablar con la verdad. Es un mentiroso consuetudinario. El día que le preguntaron por qué no recurría a la Alerta Amber para encontrar a una menor desaparecida en Tecolutla, contestó que no había necesidad.
Al día siguiente se desdijo con otra mentira; declaró que sí se había dado la alerta y aderezó su comentario con lo de siempre en estos casos: “Hemos hablado con los familiares de la menor, estamos en coordinación tanto con la Procuraduría como con varios investigadores para dar con los responsables, ya hay líneas de averiguación que el propio procurador dará a conocer en su momento”.
Lo cierto es que no se usó la Alerta Amber, porque Veracruz no estaba suscrito a ese sistema de notificación de menores desaparecidos.
Fue hasta ayer que el gobernador Javier Duarte firmó el convenio que puso a la entidad en el mapa de este sistema que servirá mucho más que la retórica plagada de falsedades que acostumbra utilizar el Secretario de Gobierno.
No es la primer vez que el funcionario miente. A finales del año anterior declaró que Veracruz cerraba el 2013 con tranquilidad, paz social y gobernabilidad.
Puro cuento.
A finales del año anterior, más de diez palacios municipales estaban tomados principalmente por burócratas que exigían el pago de sus emolumentos atrasados y su aguinaldo. Varios alcaldes al ver que no tenían con qué pagar simplemente ya no se presentaron a trabajar y los hubo que de plano abandonaron el municipio antes de terminar su gestión.
En el norteño municipio de Tamiahua, los trabajadores del Ayuntamiento amenazaron con no dejar que tomara protesta el nuevo munícipe, Martín Cristóbal Cruz, ya que el saliente, Francisco López Díaz, no sólo les debía varias quincenas atrasadas sino el aguinaldo del 2012.
En San Pedro Soteapan, varios encapuchados que se identificaron como miembros del «Frente de Defensa Ciudadana de la Sierra de Soteapan» tomaron el palacio municipal «como muestra del descontento social generalizado por las diversas situaciones políticas y sociales acontecidas los últimos días», según decía a un comunicado que hicieron circular por las redes sociales.
Este descontento tenía que ver con el uso de los programas sociales por parte de la asociación priista, Antorcha Campesina y el escandaloso enriquecimiento de dos ex alcaldes: Luis Ramírez Jiménez y Elías Ramírez Hernández.
Pero para Erick Lagos todo eso eran seguramente detalles sin importancia porque minimizó los hechos al asegurar que eran «dificultades naturales por el cierre de administración».
En el caso de la menor Esmeralda Valberto de 12 años de edad, desaparecida en Tecolutla, al funcionario se le hizo más fácil recurrir a la mentira que decir la verdad.
Nada le costaba declarar que si no se había recurrido a la Alerta Amber era porque Veracruz no estaba suscrito a ese programa. Nadie se lo habría reprochado. Pero se le hizo más sencillo apelar a la falacia que por cierto, ya no le sale tan bien.
Faltan poco más de dos años para que se termine este sexenio y la verdad sea dicha, no se ha visto por ningún lado el trabajo de Erick Lagos como responsable de lo que ocurre al interior del estado.
El tipo anda más en la grilla palaciega que resolviendo problemas.
Hace unos días Javier Duarte se asomó al balcón de Palacio con él y la ciudadanía no entendió el mensaje. Quizá salieron a disfrutar el fresco de la mañana o quizá el gobernador le dijo que otra mentira más y se iba a su casa.
Lo que es seguro, seguro, seguro, es que no lo sacó al balcón para prometerle que lo ayudará a alcanzar la gubernatura de Veracruz.