Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
A pesar de que el flamante presidente municipal Américo Zuñiga, dijo a los reporteros que no había prisa por dar con el paradero de los 30 millones de pesos que presuntamente dejó en las arcas la ex alcaldesa Elizabeth Morales, lo cierto es que fue lo primero por lo que preguntó al tomar posesión del cargo.
No creo que sea mucha ciencia encontrar ese titipuchal de dinero. El boletín emitido por la oficina de Comunicación Social el último día de Elizabeth como alcaldesa, dice bien clarito que “…en la caja quedó un remanente de 30 millones de pesos para que inicie sus funciones la próxima administración municipal”.
Digo, tan sencillo como buscar en la caja. La bronca es que el boletín no especifica en cual. ¿En una de zapatos? ¿En la de algún cereal? ¿En una caja fúnebre? ¿En una de chicles?, porque si los buscaron en la caja de caudales de la Tesorería buscaron en vano; ahí no hay nada.
A lo mejor Elizabeth quiso jugarle una broma a Américo y metió un cheque por 30 mdp en una caja de cerillos de esos de La Central, y por eso es que el otro anda vuelto loco.
Treinta millones de pesos no son cualquier baba por lo que no debería ser problema encontrarlos. Pero por más que le han rascado a las arcas sólo aparecieron 5 millones 800 mil pesos que son para pagar sueldos. Y es que nomás faltaba que ni eso hubiera en la Tesorería.
¿En cuál caja dejaría los billetes la señora Morales?
¿Será que realmente dejó dinero en efectivo? Porque puede que lo haya dejado en especie o en deuda.
Quizá lo que está contabilizando la ex alcaldesa pudieran ser miles de despensas metidas en cajas, arrumbadas en alguna bodega y convertidas en millonario desperdicio. Puede que sea el mobiliario del Ayuntamiento. Aunque nadie cree que esos trebejos cuesten tanto dinero.
Américo por su parte se está mostrando muy evasivo sobre el tema y da la impresión de que no le quiere entrar de lleno. Primero dijo que se llevaría algunas semanas confirmar si efectivamente le dejaron tamaña cantidad, y después indicó que “no descarta” contratar un despacho externo que audite la administración de su antecesora.
No está actuando por ejemplo, como su colega de Alvarado que llegó tumbando caña y le está achacando a Sara Luz Herrera Cano, hasta lo que no hizo la gorda.
El alcalde xalapeño da la impresión de que tiene miedo a las consecuencias, o quizá alguien más poderoso le mandó decir que no alborote el hormiguero. Aunque lo cauto se puede deber al hecho de que apenas se está acomodando en la silla.
¿Será?
Por último, si Elizabeth Morales dejó de herencia 30 millones de pesos en cuentas urgentes por pagar, esto le puede provocar un infarto al miocardio al joven alcalde, sobre todo si a esa cantidad se le suman los 104 millones de pesos que el Ayuntamiento xalapeño debe a sus acreedores.
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