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Estamos trabajando por un futuro más sustentable para Veracruz: regidora
XALAPA, Ver., 18 de agosto de 2015.- El 23 de mayo Joaquín dejó su ciudad natal San Pedro Sula, en Honduras, para iniciar su viaje hacia Denver, en Colorado, donde trabaja su hermana en un restaurante de pollos. Por ahora está de paso por Xalapa, pero continuará su viaje.
Durante su estancia en esta ciudad ha pasado el tiempo en las vías del tren de la avenida México. Cuando hay mucho tráfico –del mediodía a las 7 de la noche– pide dinero en ese lugar. También se sube a los camiones para pedir “un taco, porque ya vi que dinero casi no me dan”. Las señoras, sobre todo, le dan alguna fruta que llevan para su desayuno. Lo más valioso que le han dado es una lata de atún y unas galletas.
Con un billete de 10 lempiras (la moneda de Honduras), Joaquín comprueba que es de otro país, aunque su acento es muy evidente. Sólo le quedan dos billetes, pues cambió los demás por dólares para pasar por Guatemala, Chiapas y Oaxaca. Tenía cinco ejemplares, pero hay gente que se los compra con pesos y le han dado hasta cien pesos.
En su travesía por Guatemala y México, Joaquín ha tenido dos problemas, uno muy cerca de Xalapa. El primero fue en Chiapas, donde estuvo a punto de ser detenido por el Instituto Nacional de Migración: “Ésos te piden dinero y si no les das, dicen que más adelante están los Zetas y que te van a secuestrar”.
Llegando a Xalapa, hace cinco días, dos jóvenes, “más jóvenes que yo”, asaltaron a Joaquín, le dieron “pijazos” (golpes) y le quitaron lo poco que traía. “Nada más era comida, pero era lo que traía ese día.” Dos policías lo ayudaron, pero él cree que se dieron cuenta de que era centroamericano, y por eso le negaron ayuda.
A Joaquín lo acompañan dos mujeres: María Jonguitud, de 35 años y madre de una niña, quien como muchos busca llegar a Estados Unidos para darle una mejor vida a su hija, y Antonia, también de 21 años y vecina de Joaquín. “Ya de perdida me quedo en (Ciudad) Juárez a trabajar”, dice Antonia.
María, por su parte, piensa trabajar de este o del otro lado de la frontera, pero para ganar bien y poder traerse a su hija y a su mamá en un futuro no tan lejano.
Joaquín se encamina a tomar el camión de la ruta Campo de Tiro-Zona UV. Si va lleno, mejor; si no, planea tomar otro que vaya hacia Plaza Crystal, pues de regreso siempre vienen personas. Esta mañana desayunó las guayabas que le dio la dueña de una verdulería, y ya reunió 23 pesos.
No faltan muchos días para que Joaquín continúe su viaje. Piensa pedir “jalón” (aventón) para llegar a Poza Rica o a Apizaco. “Nada más junto dinero para no andar tan ‘hule’ (pobre) más al norte”.