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XALAPA, Ver., 30 de abril de 2015.- La niña Dana García, de Acayucan, enferma de leucemia severa desde los 3 años de edad es un ejemplo de fortaleza, de actitud positiva, una verdadera guerrera.
La historia de esta pequeña fue relatada en Conexión Veracruz por Benita González; a los cuatro años le fue diagnosticada dicha enfermedad, la cual ha enfrentado con fortaleza, a pesar del tratamiento de quimioterapia que ha llevado a lo largo de tres años.
Su padre, Ángel Manuel García, recordó que “ella iba a cumplir cuatro años, ella los cumple el 29 de noviembre y se le detectaron la enfermedad el 13 de septiembre; la verdad que ha tenido una actitud muy positiva”.
Afirmó que el Centro Estatal de Cancerología (Cecan) Dr. Miguel Dorantes Mesa, de Xalapa, los apoyó muchísimo, pues es un nosocomio muy completo, además comentó que la psicóloga que la atendió “la ayudó para aceptar su enfermedad, su realidad; el poder estar en un hospital, saber que tenía que estar internada”.
Insistió que durante todo este tiempo de tratamiento Dana ha sido una niña muy positiva, muy alegre, pareciera que no está enferma; también explicó que “decidieron, junto con ella, dejar las quimioterapias, porque después de los tres años de un primer tratamiento con 120 quimioterapias el protocolo fracasó, porque la enfermedad no remitió y volvió a recaer”.
Manuel García indicó que hablaron con ella, “que tenía que regresar al hospital, ella demoró dos meses y medio fuera del hospital, y pensábamos que todo había terminado ahí, porque durante todo el tratamiento no tuvo ninguna complicación”.
El amor de sus padres ha sido fundamental para su rehabilitación, porque han consentido sus peticiones y no han perdido la fe de que sanará totalmente; explicaron que le dan “lo que está a nuestro alcance, lo que ella quiera; si quiere salir a pasear la sacamos, si quiere comer esto, le damos esto”.
“La verdad hay muchas personas que nos conocen, inclusive del hospital, que han estado muy al pendiente, apoyándonos”. Hace unos días Dana tuvo una recaída y pidió como deseo conocer Guadalajara, y su padrino, un sacerdote, le cumplió su petición.
La pequeña contó que en esa ciudad jugó, fue al cine, al parque, al centro y envió un mensaje a los niños, a quienes dijo que los quiere mucho.