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CASTILLO DE TEAYO, Ver., 24 de agosto de 2015.- Desde julio de 2012 a la fecha, los habitantes de Castillo de Teayo contabilizan más de 18 secuestros, tanto en la cabecera municipal, como en 32 comunidades que conforman el municipio.
Los crímenes habrían sido perpetrados por una bien organizada banda de delincuentes que ha asentado sus reales en la zona abarcando también los municipios de Tihuatlán y Álamo.
El asesinato del menor, Samuel R., secuestrado el pasado 17 de julio y cuyo cuerpo fue encontrado días después enterrado en el terreno de un rancho de la localidad, fue la gota que derramó la paciencia de los habitantes de ese lugar, quienes demandan el actuar de las autoridades en contra de los responsables, de quienes sospechan están bien protegidos por alguna autoridad o persona que los ha venido amparando contra el actuar de la justicia.
Eugenio Guerrero Caballero, uno de los manifestantes de la protesta realizada ante la Unidad Integral de Procuración de Justicia de la Fiscalía General del Estado en Poza Rica el pasado 20 de agosto, lamentó que pese a las constantes afectaciones a la población, los delincuentes no hayan sido objeto del actuar de la justicia, pese a que los integrantes de dicha banda están bien identificados.
Sidronio Rocha Monroy, otro de los manifestantes, señaló que “ha habido órdenes de aprehensión y los han dejado libres”, inclusive señalaron que apenas entrando 2015, los delincuentes que hoy están vinculados a proceso por la muerte del menor Samuel R., fueron detenidos cuando se les descubrió secuestrando al hijo del ex alcalde de Castillo de Teayo, Santos Hernández Cristobal, “hay muchos que pertenecen a la banda, en el último secuestro los dejaron libres”, indicó el entrevistado.
“No se puede vivir todo el tiempo con el temor, con el miedo, que a cualquiera de nosotros, a cualquier niño, a cualquier mujer, no sé, nos llegue a pasar algo”, explica por otro lado Herenoldo Rocha Barra, quien describe así, la forma de vida en cómo actualmente se vive en Castillo de Teayo. “Después de todo lo que pasó, pues ya nadie sale, los niños ya no salen a jugar, todo el mundo los trae de la mano. Yo volteó para todos lados a ver quién me va a seguir”.
“Arriba de ellos debe de haber otra persona”, afirman en lo general los hoy afectados, quienes sólo así explican el hecho de que no se haya procedido en contra de los delincuentes, los cuales están identificados; provienen de Castillo de Teayo, Tihuatlán y Alamo. Vecinos explican que los delitos se presentan desde julio de 2012, y se agudizaron el año pasado.
Conforme al recuento realizado por parte de los habitantes de Castillo de Teayo, se contabilizan 18 secuestros cometidos en contra de los habitantes del lugar, entre ellos 2 estudiantes del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz (Cobaev), uno de ellos fallecido; una estudiante de esa misma institución, quien incluso fue violada; otra estudiante del Telebachillerato del Estado de Veracruz (Tebaev) que fue secuestrada, violada y muerta, además de un ayudante del Ministerio Público que inclusive tuvo que abandonar el municipio luego de que le quemaran su casa.
Desde ahí la lista la lista se hace con el recuento de comerciantes, maestros y conocidos habitantes que fueron objeto de secuestro. Algunos de ellos tuvieron la suerte de escapar de sus captores, más ante el nivel de inseguridad en el que se encuentra la localidad viven en la zozobra.
Sobre los casos de secuestros, los delincuentes llegaron a exigir cantidades en primera instancia de 750 mil pesos, monto que fue aumentando hasta superar en ocasiones varios millones de pesos, como ocurrió con el pequeño Samuel R., en donde se exigió la cantidad de 4 millones de pesos, sin un resultado favorable.
Entre los delitos que también son contabilizados por parte de los habitantes de Castillo de Teayo, también se encuentran el robo de 3 camionetas, 2 vehículos, 2 motocicletas, asaltos a tiendas de conveniencia, y otros robos.
Hoy vivir en Castillo de Teayo, es vivir en la intranquilidad, y con la zozobra de que la delincuencia puede alcanzar a unas de las 30 mil personas que viven tanto en la cabecera municipal como en 32 comunidades que conforman el municipio, y quienes hoy hacen un sonoro llamado a la aplicación de la justicia en contra de los responsables, y que se investigue a la autoridad o responsables que los vienen protegiendo.