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XALAPA, Ver., 16 de diciembre de 2015.- Una de las tradiciones veracruzanas de esta época decembrina es ‘La Rama’, que se realiza del día 16 al 24, y es en la cuenca del Papaloapan y el Sotavento donde ésta tiene mayor arraigo.
A partir de la segunda quincena de este mes resulta común observar en las calles —principalmente a niñas y niños— entonando con picardía, al mero estilo de los veracruzanos, los coros de ‘La Rama’ de puerta en puerta para pedir “los aguinaldos”.
Al respecto, el antropólogo de la Universidad Veracruzana (UV), Carlos Zepeda Piñero, comentó que ésta es una de las costumbres más nobles de la entidad, la cual, incluso, caracteriza a Veracruz con el resto de las entidades de la República.
“El bullicio, color y estilo que en cada región de Veracruz se le da a ‘La Rama’ distingue a la entidad entre el resto del país. Creo que aquí no hay ningún adulto que no haya salido a cantarla y que ahora no acompañe a sus hijos. Representa una gran ilusión, o sea, desde que se va a cortar hasta que se hacen los adornos con papel china; es una tradición muy noble, porque son los niños quienes andan en busca de su aguinaldo”.
En ese sentido, el investigador social refirió que no existe un escrito específico que detalle el inicio de esta tradición, no obstante, sostuvo que algunos documentos señalan que tiene sus orígenes en la cultura afromestiza.
“Sin duda surge en México, en Veracruz. Es una mezcla de las culturas negra, mesoamericana e hispana adaptadas a la algarabía de los veracruzanos con versos, picardías e ingenio”; con los años, ha sido copiada por otros estados, también del sureste de México, como Tabasco, Chiapas y Yucatán.
“Hay ramas muy bonitas, frondosas y muy coloridas con guirnaldas y globos. Los niños son quienes se organizan en su colina para elegir los adornos y quién habrá de cargarla en la procesión, incluso en el Sotavento elaboran sus propios instrumentos musicales con corcholatas, palos y piedras. Los niños se divierten mucho, pero lo que más les ilusiona es obtener un dinero con el que después organizan su posada, o también se reparten lo que juntan en la temporada de la cantada y al término, si les fue bien, se compran el juguete que más les guste”.
Así, enfatizó que ‘La Rama’ es una tradición motivada, principalmente, por el nacimiento de Jesús. “Comenzando a mediados de diciembre, y con un término que varía del 6 de enero al 2 de febrero según la región, pero últimamente se mira a ‘La Rama’ en las calles hasta el 24 de diciembre. En realidad no es otra cosa más que una peregrinación al estilo veracruzano, que recrea esa escena de María y José por el nacimiento de Jesús”.
Los estados que la han copiado, aseveró, han modificado o adaptado la tradición, sin embargo, el ingenio para su decoración y la picardía para su decoración son fundamentales.
“Para cantarla, la gente debe tener carisma, porque, además, cuando nadie de la casa sale a dar el aguinaldo, hay coritos que prácticamente aluden a lo que en lenguaje de la cuenca del Papaloapan es como una mentada de madre. Yo no me imagino, por ejemplo, a alguien del estado de Puebla, o de Colima, o Campeche con esas picardías, sin duda tienen que ser los sureños, quienes son picaros por naturaleza”, sostuvo.
En tanto, Zepeda Piñero abundó que de todas las tradiciones de Veracruz, ésta es la que más ha sobrevivido, por lo que aun con la influencia de las costumbres de Estados Unidos (EU), difícilmente podría desaparecer.
“No, para nada, ‘La Rama’ no está en peligro de extinción ni nada por el estilo. Esta tradición nace en las clases bajas, medias, pero ahora, incluso, en las escuelas es enseñada, y hay niños de todos los niveles sociales que saben de ‘La Rama’ y la han cantado, que han andado de puerta en puerta en busca de su aguinaldo”; por ello, mencionó que desde la segunda semana de diciembre los veracruzanos adultos ya saben que tienen que guardar en su bolsillo morralla.
“Yo creo que todos los veracruzanos en algún momento de nuestra infancia hemos salido a cantar ‘La Rama’, en lo personal recuerdo muy bien cuando lo hacía con la ‘palomilla’ de la colonia. También me ha tocado acompañar a mis hijos y ahora también participo en la tradición, pero guardando la morralla, en primer lugar porque no me gustan las mentadas de madre que se acostumbran si no das el aguinaldo, y la segunda, desde luego, por lo emocionante que es cuando se escucha que tocan a la puerta de la casa y de inmediato se entonan los cantos”.