LOS CANDIDATOS DE LOS EMPRESARIOS EN VERACRUZ
Nuevo León fue el ejemplo de un laboratorio del poder. Es secreto a voces que ahí la candidatura del PRI, en manos de Ivonne Álvarez, fue desechada no sólo por el voto popular que ya no quería saber nada del tricolor por la pésima y escandalosa gestión del entonces gobernador Rodrigo Medina, sino porque la clase empresarial/industrial apostó con todo a favor de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.
No se entiende el triunfo de “El Bronco” sin el respaldo de los grupos de verdadero poder. Así de simple.
Y es que mientras los mortales vemos los sombrerazos, los periodicazos, las ocurrencias, las cañas de pescar, los videos, las encuestas, el folklor, los correos pedorros del Chule, etc., los que verdaderamente mandan y disponen en este país no vieron con malos ojos que una candidatura independiente se afianzara en Nuevo León.
De igual manera, la opción de apoyar a un candidato independiente ayudó a que se despresurizara un poco el escenario social en una tierra cuyo descontento contra el PRI estaba a su máxima capacidad por los abusos, inexperiencia y excesos de la gestión de Medina, a la par de la inseguridad que convirtió a esa región en territorio de la delincuencia organizada.
Y es que hay versiones que indican que más que el partido, en Nuevo León les interesaba crear la ilusión de una democracia plena pero todavía bajo el control de las élites. Que “El Bronco”, más allá de su discurso populista, dicharachero, entrón, tiene que representar los intereses no sólo del pueblo neoleonés, sino también de la clase empresarial e industrial que se ha asentado en ese polo norteño.
Nuevo León fue un experimento que ha funcionado, aunque falta ver ahora cómo será el gobierno. Para allá van los casos de Veracruz y Quintana Roo, llenos de tropezones, verdaderamente déspotas, hinchados de soberbia, con harto descontento popular… y delincuencia organizada.
Veracruz, en ese sentido, podría convertirse en una opción válida para lo que será el “Laboratorio Candidato Independiente Versión 2”, para instalar control, orden y estabilidad política que garantice al empresario/industrial su inversión.
Y es que Veracruz es quizás el estado donde la clase empresarial tenga puestos sus ojos no sólo por el gran territorio que abarca en el Golfo de México, sino porque sería el más beneficiado con la instalación de petroleras que ya tienen la bendición presidencial para explotar pozos sin limitación legal alguna. También el puerto es uno de los más importantes del país y se prevé que su ampliación lo apuntale como uno de los más importantes del mundo.
Otro punto de inversión fuerte es el que Coatzacoalcos tendrá como puerto estratégico y terminal de lo que es el proyecto “Corredor Transístimico”, que uniría al océano Atlántico con el Pacífico sin tener que pasar por el canal de Panamá.
Ya ni se diga de la gran cantidad de potencial turístico, minero y de obra que existen para muchas necesidades pendientes a lo largo el estado. Un magnífico negocio.
Élites empresariales, digamos como la familia Alemán (que son expertos en el tema turístico) saben qué oportunidades hay en Veracruz y conocen el terreno. Lo han tentado y saben cuáles son las debilidades, las fortalezas, los obstáculos, etc. Carlos Slim es otro poderoso empresario que está dispuesto –como ya lo demuestra hoy en la ampliación del puerto de Veracruz y el Túnel Sumergido del nunca acabar– a invertir en territorio jarocho.
En este sentido, los recientes años de Duartismo/Fidelismo en Veracruz significaron la oportunidad para consolidarse como el grupo que convirtió a Veracruz en una potencia industrial y empresarial, pero sólo se coronaron por ser el epítome de la corrupción, del diezmo que se convirtió en “tresmo”, del folklor y las ocurrencias, pero nunca de la seriedad para cristalizar proyectos.
¿Las pruebas? Ahí están las obras inconclusas, la inseguridad, los que se hicieron constructores de la noche a la mañana, ninguna magna obra qué presumir, deudas con empresarios, proveedores, constructores y los nuevos ricos que apenas 10 años tenían para vivir o vestirse decentemente.
¿Más pruebas? Las constantes quejas de la clase empresarial en Veracruz de que están a punto de quebrar y no hay nadie que les solucione su situación. Tan desesperados se vieron los empresarios jarochos, que entre ellos surgió la idea de que colocar un anuncio diario, de una plana entera, en los más importantes diarios nacionales para pedir la intervención del presidente Enrique Peña Nieto, pero alguien filtró la información al Gobierno de Veracruz y les rogaron que no lo hicieran.
Ante el panorama desolador, dos nombres podrían surgir: Gerardo Buganza Salmerón y Tomás Ruiz González.
El caso del cordobés es por la parte política y el perfil de honestidad que ha manejado a lo largo de su vida. El ingeniero Buganza se ha manejado como una opción viable como candidato independiente y alguien que sería bien visto por la clase empresarial. A Buganza (insistimos, más allá del folklor de la aldea, de que si ayudó a los Fidelistas, que si el Tiburón y otras bufonadas más) se le conoce como un hombre culto, serio y muy religioso.
Otro punto que lo ayudaría es que su paisano Juan Bueno Torio pertenece a esa clase empresarial que lo apoyaría en caso de que Miguel Ángel Yunes Linares se apropie de la candidatura del PAN y hasta de la posible alianza con el PRD, como todo parece indicar. Córdoba, no hay que olvidar, es de esas ciudades donde todavía existe un fuerte arraigo de las familias que controlan la economía.
No habría tampoco que perder de vista a Buganza, pues anda caminando creando sus comités de apoyo por todo el estado y en algún momento podría convertirse en el as bajo la manga de la élite empresarial, donde también Buganza ha participado.
Y aunque se le ha señalado como parte del juego de los Duartistas/Fidelistas (se sabe que lo ayudaron a saldar deudas millonarias que quedó debiendo luego de la campaña a gobernador donde compitió contra Fidel Herrera Beltrán en 2004), Buganza también tendría qué decirles sobre cómo saldó el favor: les ayudó a ganar en contra de Miguel Ángel Yunes Linares.
Por su parte, Tomás Ruiz González lanzó este fin de semana una campaña a través de redes sociales y un video donde se presenta como “veracruzano”. Es también otro de los aspirantes que se ha mencionado como uno los posibles por sus conexiones con el mundo empresarial y trato personal con industriales como el caso de Slim o con miembros de la familia Quintana, propietario de la famosa constructora ICA.
Ruiz González además habla bien, con experiencia, el lenguaje financiero y económico que los empresarios necesitan más allá de los apodos, malas bromas, chistes calenturientos y ocurrencias pesqueras muy característicos del Duartismo y el Fidelato.
Tomás Ruiz además estaría apadrinado por Miguel Alemán Velasco, quien en su momento quiso hacerlo su sucesor como gobernador, cuando el originario de Coatzacoalcos era el director de Banobras en el sexenio de Vicente Fox Quesada.
Sea como sea, no debemos olvidar que un factor importante de decisión serán los que realmente invierten el dinero, los que le apuestan, los que marcan la pauta para que un municipio, una entidad o incluso un país pueda desmoronarse o progresar, y en ese sentido, más allá del discurso populista o de las ambiciones del poder, el que llegue a la gubernatura de Veracruz tendrá una misión muy simple: despresurizar, controlar, meter orden y estabilidad política para la élite.
Además no hay que olvidar los negocios y el potencial que tiene Veracruz para ello.
EPÍLOGO
Dicen que la llegada del senador Manuel Cavazos Lerma como delegado del PRI nacional al de Veracruz es en calidad de «manotazo» de Manlio Fabio Beltrones. Pero que además fortalece la candidatura de un aspirante a la minigubernatura muy ligado a Los Pinos.