Raúl López Gómez/Cosmovisión
La verdad absoluta ya tiene factura electrónica
Que complicado es entender como absoluto el hecho de que vivimos en un mundo de la razón sin razón; como citara Cervantes a Feliciano de Silva en el Quijote: «la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura.» Cita que ridiculiza a los incautos que, como don Quijote, suelen quedarse prendidos en el artificio y las tergiversaciones expresivas hasta perder el contacto natural con la realidad.
Por eso es complicado admitir como válido el hecho de que haya personas que se sientan dueñas de su verdad y la defiendan como absoluta; no dando margen a que otras personas pudieran tener el mínimo porcentaje de ella. Tan dueños se sienten de la verdad absoluta que ya la tienen facturada a su nombre. Factura electrónica CFDI desde luego.
Esto nos lleva al reto de entender cómo le hacen algunos políticos o funcionarios públicos para observar el mundo y traducirlo a nosotros los mortales con total seguridad de interpretación que logran transformar un día de lluvia en un perfecto día de sol; una situación de crisis en clara bonanza y el peor momento en un día de celebración. Contrastando que lo que vemos y vivimos, de manera que llegamos a dudar de la cordura de ellos o de la nuestra. Porque seguramente alguien está mal.
Por lo tanto, no tengo la menor duda de que los Legisladores que votaron a favor de las Reformas están plenamente convencidos de que hicieron lo correcto. Los técnicos y asesores del Presidente Peña Nieto, así como los cercanos que diseñaron las Reformas deben estar seguros de merecer no sólo un reconocimiento sino los más altos honores por su importante aporte. Los funcionarios del Gobierno Federal que hoy “defienden” los postulados de las reformas también están convencidos de su eficacia y proyección hacia mejores escenarios. Todo es absolutamente perfecto y como resultado de la aplicación de las reformas todos los mexicanos también lo seremos.
Por eso el SAT está impulsando la campaña “Crezcamos Juntos”, que pretende convencer a quienes realizan alguna actividad económica en la informalidad, a que se inscriban en el SAT y accedan a un paquete de beneficios que representan dar un brinco automático de “fregado” a “próspero”: seguridad social (IMSS), crédito a la vivienda (INFONAVIT), apoyos para la empresa a través del INADEM, financiamiento para la empresa (NAFIN), con la afirmación de que “es muy sencillo”: “sólo tendrás que decirnos una vez cada dos meses cuántos ingresos tuviste y cuántos gastos”; “podrás hacer tu declaración fácilmente por internet”. Mismos argumentos que utiliza para los del RIF, Régimen de Incorporación Fiscal, en donde acomodaron a todos los que eran REPECO’s, a los que les resulta además la obligación de emitir facturas electrónicas por internet.
Siendo nuestro país una economía emergente, con una población que en promedio alcanza 7 años de escolaridad (1º. de Secundaria) y con el 29.54% de los hogares con acceso a computadora e internet y 186 de cada mil habitantes usuarios de internet fuera de su hogar; resulta complicado entender como resolverán el tema de la tecnología quienes hoy son mayores de edad; quienes sobre viven en zonas de alta marginación y la modernidad sólo es representada por un modesto televisor y quienes por su actividad económica nunca han necesitado una computadora? Cómo le van a hacer?
Alguien supo previamente de la existencia de esos ciudadanos marginados de la tecnología que hoy no podrán conectarse “fácilmente” al internet y acceder a la “sencilla” plataforma del SAT y resolver de forma “rápida” sus nuevas obligaciones fiscales?.
Si el SAT todo lo ve “fácil” es porque supone que hasta en el más lejano rincón de la geografía de nuestro país existen ciudadanos con iPad y conexión al internet, que utilizan su iphone 6 desde donde realizan operaciones bancarias todos los días. Lo que está muuuuy lejos de ser realidad.
Y ni cómo ayudarles, porque el mundo que ellos ven es el real y verdadero; los que vemos otra cosa es porque vivimos en nuestra ignorancia y no queremos reconocer toda la razón que a ellos les asiste. Cada quien con su razón. Ese es mi pienso.
Jesús J. Castañeda Nevárez.- [email protected]