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COATZACOALCOS, Ver., 6 de agosto de 2015.- En 2014, luego de permanecer 60 días desaparecidas, la menor Karime Alejandra Cruz Reyes y su tía Mónica Reyes Baruch fueron asesinadas y enterradas en una casa de la colonia Luis Echeverría del puerto de Coatzacoalcos, noticia que indignó a los veracruzanos.
Desde el 7 de julio de 2014, por la calle Niños Héroes, de la colonia Playa Sol, fue la última vez que se les vio con vida a Karime, de cinco años y Mónica de 44; para dar con algún dato del paradero de ambas mujeres se desplegaron en todo Coatzacoalcos y otros municipios lonas con sus fotografías, con la esperanza de que regresaran sanas y salvas a su casa.
La entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz (PGJEV) activó la Alerta Amber por la presión social que ejercieron los padres de la menor, quienes no encontraban eco a sus demandas. Tras acercarse a la Unidad Antisecuestro, los captores cortaron comunicación con los padres, a quienes días antes les habían solicitado un millón de pesos para dejarlas en libertad.
Posteriormente, los padres de Karime Alejandra Cruz Reyes enviaron una carta abierta al Gobernador, en la que expresaban: “Por ese amor que siente usted por sus hijos, imaginará usted el dolor que sentimos por nuestra pequeña. Señor Gobernador, nos dirigimos a usted para solicitarle, suplicarle, rogarle, que las instituciones de Procuración de Justicia del estado nos ayuden y que se implementen las acciones necesarias entre las diferentes instancias para que nuestra hija Karime regrese a su hogar”.
Sin embargo, el 4 de septiembre de 2014 fueron localizados los cuerpos de sobrina y tía en una fosa clandestina de la colonia Luis Echeverría. En aquella ocasión, el procurador General de Justicia, Luis Ángel Bravo Contreras, informó que los culpables habían sido plenamente identificados.
Detienen a responsables del doble asesinato
Uno de los capturados ratificó ante el juez su declaración, en la que admitía haber participado en los hechos; además, estaba en proceso el cumplimiento de otras dos órdenes de aprehensión.
Bravo Contreras dijo que la investigación realizada permitió concluir que Mónica Teodora Reyes Baruch, tía de la menor, también privada de la vida, participó de manera directa en el plagio de su sobrina.
El ilícito lo cometió con la ayuda de tres personas, las cuales estaban plenamente identificadas; una de ellas, José Armando Salinas Linares, fue puesto a disposición del juez penal, ante quien admitió su culpa.
Se supo que un sujeto llamado Miguel Ángel Lemarroy, a quien también se le conoce como Miguel Alberto Lemarroy Gutiérrez o Miguel Alberto José Hernández, alias “El Charro”, junto con Salinas Linares y Felipe Sosa Ascanio, “El Panadero”, privaron de la libertad a la menor y a su tía, a quienes mantuvieron en cautiverio por unos días, al tiempo que solicitaban rescate a los familiares.
Exasperados por no poder cobrar el rescate y ante el temor de que la niña pudiese identificarlos, decidieron privarla de la vida e hicieron lo mismo con Mónica Teodora, para no dejar rastros que pudiesen conducir a ellos.
A las dos las inhumaron en una fosa clandestina ubicada en el domicilio de Miguel Ángel Lemarroy, en la calle Alfredo B. Bonfil esquina con Marina Nacional de la colonia Luis Echeverría Álvarez, de Coatzacoalcos.
En ese mismo sitio, los presuntos homicidas aplicaron varias capas de cemento, lo que dificultó el hallazgo de los cuerpos. Inicialmente, la menor fue mantenida en cautiverio en una vivienda en la calle Flores Magón número 307 de la colonia Ávila Camacho, de esa misma ciudad. El cateo a la casa localizada en la vía Alfredo B. Bonfil se realizó la madrugada del viernes 5 de septiembre.
Luego de presentar la denuncia por el secuestro, el día 12 de julio, cinco días después de ocurridos los hechos, la madre de la menor dijo a las autoridades ministeriales que en fechas previas a la comisión del ilícito el automóvil de su hermana Mónica había tenido una falla mecánica, y en tanto se reparaba en un taller, había contratado al taxista Miguel Ángel Lemarroy para que la llevara a la escuela a recoger a su sobrina, función que realizaba de manera cotidiana.
Familiares y amigos de la tía mencionaron que ésta tenía una relación sentimental con el taxista y señalaron que, además, enfrentaba serios problemas económicos. Una vez establecido el vínculo entre Mónica Reyes y Miguel Ángel Lemarroy, se descubrió que este sujeto tenía antecedentes penales por fraude, que también estuvo detenido por el delito de robo y que había cambiado su identidad en varias ocasiones; al investigar sus relaciones más cercanas, fueron ubicados José Armando Salinas Linares y Felipe Sosa Ascanio alias “El Panadero”.
Bravo Contreras enfatizó que, durante el tiempo que duró la investigación, la autoridad ministerial estuvo cerca de los padres de la pequeña, quienes estuvieron al tanto de cada diligencia que se realizó. “Reiteramos nuestra condena a este oprobioso crimen» aseguraba en su momento.