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SAN PEDRO SOTEAPAN, Ver., 3 de agosto de 2015.- Al menos 10 mil personas han visitado la cascada de San Pedro Soteapan en este periodo vacacional. Enclavada en la zona serrana de Veracruz, es considerada por propios y extraños como una joya invaluable de la naturaleza en el estado.
Para llegar a este sitio hay que recorrer por lo menos hora y media desde Coatzacoalcos pasando por el municipio de Chinameca y llegar a la cabecera municipal de San Pedro Soteapan. De ahí, en una de las calles principales tomar terracería por 15 minutos para acceder a la entrada, posteriormente toparse con al menos 227 escalones a través de senderismo escalando por regaderas naturales hasta encontrar el primer mirador y apreciar la magia de la naturaleza: una caída de agua de al menos 42 metros de altura.
Siguiendo el camino hasta el fondo del gran cañón, yace con gran admiración la cascada que cae a un estaque de circunferencia con 60 metros de diámetro y fondo de 23 metros.
Jorge Arturo Basurto, propietario del balneario, aseguró que ha aumentado la cantidad de turistas que llegan a refrescarse en estas vacaciones de verano; aunque el agua es fría, se pasan horas nadando y cruzando para llegar a las formaciones rocosas que por años se han formado.
“Hoy por hoy es uno de los lugares más concurridos en la región y tratamos de hacer lo mejor posible para atenderlos, esperamos cada día dar el mejor servicio, lo disfrutan, la gente se entera de voz en voz y ahora con los nuevos sistemas de Internet llega la información muy lejos”, explicó.
La mayoría delos visitantes son del estado de Veracruz, pero también llegan de países como Canadá, Noruega y Japón. Con el fenómeno de la luna azul, 50 familias acamparon en el sitio para poder apreciar y admirar el fenómeno natural.
“Yo invito a las familias para que vengan a San Pedro Soteapan, es un municipio que cuenta con cascadas, ríos y bosques de niebla que puedan disfrutar, hay buceo y varias actividades que se pueden desarrollar” puntualizó Jorge Arturo Basurto.
Laura Arredondo, turista de Tabasco, aseguró que vale la pena bajar 227 escalones: “no conocíamos aquí, una hermana nos comentó. Está bonito, cuando no se puede salir hay que buscar a los alrededores y hay cosas muy bonitas que uno no conoce”.