La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
Parte de la historia de nuestro país, pareciera, navegará en próximo sin rumbo por las aguas del Golfo de México: el cañonero Guanajuato, hoy museo en Boca del Río, podría ser vendido como chatarra a Tubos y Aceros de México (TAMSA). Y es que su estado físico es paupérrimo. Las visitas son prácticamente escazas. Repararlo entonces, es impensable.
La embarcación, llegó a aguas mexicanas en 1936, desde los Astilleros de Ferrol, pues fue encargado al gobierno español y pagado con semillas, de ahí que fueran nombrados como los estados que surtieron el grano para su pago.
Del Durango, San Luis Potosí, Zacatecas y, Guanajuato sólo queda este último, el cual pasó a manos del Gobierno del Estado en el 2001, durante el sexenio de Miguel Alemán Velazco. Gracias a la gestión del entonces presidente municipal, Francisco Gutiérrez de Velasco se convirtió en el primer buque museo de América Latina.
Desafortunadamente, no hay recursos para promoverlo como un atractivo más de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río: los turistas llegan únicamente en Semana Santa o Carnaval. Los veracruzanos, rara vez ponen un pie a bordo, pues no hay interés por conocer la historia.
Por consecuencia, no hay ingresos para darle mantenimiento ni restaurarlo y le cito varios ejemplos: por estar años abandonado en el Puerto de Veracruz, la madera original de la cubierta principal se pudrió y fue más barato colocarle concreto. Peor aún, el cañero se está anegando, al parecer, por una de las turbinas, por lo que el personal periódicamente tiene que sacar el agua con grandes mangueras. El casco no ha recibido mantenimiento, lo cual, con solo pararse desde la taquilla es visible.
Pero además, uno de los atractivos de las 16 áreas del buque, era la Sala de Guerra Virtual, la cual por falta de presupuesto para pagar personal, está prácticamente desmantelada.
Y en la popa, donde está la cafetería, bar y el restaurante, ni las moscas se paran, por lo que los negocios también han dejado de ser rentables.
El llevarlo hasta Boca del Río representó un doble esfuerzo, no únicamente de gestión, sino también financiero, pues pese a que es un tramo relativamente muy corto, fue necesario abrir un canal para su navegación. El sacarlo de ahí significaría la misma travesía.
Con tristeza, quienes ahí laboran ya no ven un futuro para el Museo, pues cada día menos personas llegan a visitarlo aun cuando sus costos son de 46 pesos para adultos y 29 para niños, en una embarcación que guarda parte de la Segunda Guerra Mundial y que proporciona al visitante la experiencia de remontarse en el tiempo, en los 7 mares.
Su reparación será imposible y el interés de empresas por adquirirlo dada la cantidad de metales que contiene, crece cada día más.
Así, el Guanajuato, el cañonero más longevo de la historia de México, hoy podría ser vendido como chatarra. Ojalá no lo dejen perder.
@YamiriRodríguez