Así es, la señal que todos esperaban del Presidente Enrique Peña Nieto, ayer, en su visita a nuestro estado, sobre quién sería el candidato del PRI a la gubernatura se dio, fue clara, concisa, «no sé todavía, o ya decidí, pero no lo quiero decir aún», ahí está el mensaje callado. En comunicación política el silencio siempre dice mucho. Ayer, «se dijo mucho».
De entrada, Peña Nieto dejó claro que está perfectamente bien coordinado con su líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones. Aquello de «primero el programa, después el hombre» que retomó el sonorense en Boca del Río, durante el nombramiento de Alberto Silva como líder estatal, es justo lo que ayer insinuó con su silencio el Presidente. No olvidemos que el mandatario nacional es asesorado por Carlos Salinas de Gortari, todo un máster en el arte de los «destapes».
En esta columna le mencioné que el candidato del PRI lo sabríamos hasta enero, no en noviembre o diciembre, como varios aseguraban. Ayer, Peña Nieto también «nos dijo», con su no mención del tema, que probablemente el próximo 6 de enero, cuando regrese a Veracruz para la ceremonia conmerativa de la primera Ley Agraria del País, «destape» al elegido. Para esa fecha ya habrá «programa» y entonces sí, vendrá «el hombre».
Es así como quizá Peña Nieto emule a su más cercano consejero, Salinas de Gortari, cuando un 6 de enero de 1992, en el mismo evento agrario de Veracruz, el entonces Presidente apapachó públicamente a Patricio Chirinos Calero, dejando claro ante todos los «adelantados», prudentes, pacientes, educados, arrebatados, y distintas corrientes al interior del partido, quién sería el candidato. Todos se alinearon, a regañadientes o no. Fue Chirinos. Fue Gobernador.
De igual forma, el Presidente Enrique Peña Nieto, con su silencio dio permiso para que todos los aspirantes sigan promoviéndose como candidatos, a su manera, siempre y cuando no pongan en riesgo los mínimos conceptos de unidad partidista que deben existir, el que abuse, tendrá que abandonar antes la carrera, así lo insinuó también Beltrones en suelo veracruzano, hace algunas semanas.
Todo seguirá igual hasta quizá el 6 de enero, con tres precandidatos sin capucha: Héctor Yunes Landa, José Yunes Zorrilla y Alberto Silva Ramos; así como con siete aún «tapados»: Tomás Ruiz González, Gerardo Buganza Salmerón, Erick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín, Adolfo Mota Hernández, Flavino Ríos Alvarado y Alejandro Montano Guzmán.
Héctor, Pepe y Alberto tienen las mismas posibilidades mientras el Presidente Peña se mantenga en esa postura. Los «tapados» también seguirán iguales hasta que de Los Pinos decidan comunicar una decisión, la cual, insisto, quizá ya tengan, quizá no.
La señal esperada fue que aún no hay señal, o que cuando menos, no quiso darla a conocer en este momento. Eso es bastante mensaje. El silencio de Peña Nieto comunicó mucho; es un priísta de simbolismos, como siempre ha sido el tricolor, como lo fue sin duda su hoy consejero Salinas. El símbolo que esperan los priístas en Veracruz llegará hasta enero del próximo año.