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Ricardo Alemán/Itinerario político
Los que arrasaron a sus adversarios
Lo escribí aquí, en columnas anteriores, y se cumplió. Le compartí que todas las señales apuntaban a que la alianza PRI-Verde se llevaría entre 14 y 16 diputaciones federales, así fue. No importaban las formas; en la democracia se gana o se pierde por un solo voto, y a final de cuentas, tenerlo o no, es la diferencia entre estar o no en el Congreso Federal, entre celebrar a lo grande, o de plano, apagar la luz e irse.
De igual forma, en entregas anteriores le adelanté, basado en el imaginario colectivo y el marketing político, quiénes ganarían en los distritos más cerrados o complicados, y a reserva de Córdoba, donde a propios y extraños sorprendió que el PRI-Verde arrebatara al PAN la victoria, así como en Veracruz la sorpresiva caída de Anilú Ingram, en todos los demás distritos se cumplió lo dicho.
También escribí que en nuestros tiempos, cada vez es más complicado presenciar victorias contundentes, aplastantes, de hecho, para lograrlas se tienen que juntar 3 factores: una buena estrategia, un buen candidato, y otro muy malo. La estrategia hará que el candidato bueno sea más bueno, y el malo, sea pésimo.
En esta contienda, cuatro candidatos del PRI-Verde también competían entre ellos por obtener el mayor porcentaje de votación, aplastar a sus contrincantes y encartarse así en la sucesión gubernamental. Ellos son Jorge Carvallo, Alberto Silva, Adolfo Mota y Erick Lagos. Todos sabemos que buscan «la grande», por tanto, tenían que medir fuerzas en una lucha de egos, popularidad y carteras.
De esta manera, Jorge Carvallo Delfín, del PRI-Verde, en San Andrés Tuxtla aplastó a su contrincante por una cantidad de votos «ofensiva», lo hizo pomada, lo amarró de pies y manos, no dejando duda de su fuerza. Adolfo Mota Hernandez, por su parte, hizo válidos los pronósticos y en un ambiente adverso para los candidatos oficiales, reventó a sus adversarios en Xalapa Rural. Erick Lagos Hernández, en Acayucan, borró a sus oponentes y de plano fue solo en la boleta electoral.
Así, arrasando en sus distritos, Carvallo, Mota y Lagos ratificaron que pueden buscar la sucesión y por supuesto, la Coordinación de los Diputados Federales priístas veracruzanos en el Congreso, lo cual podría significar, a la postre, más opciones para agenciarse la candidatura de su partido, o cuando menos, competirla con los dos Senadores de apellido Yunes que también la quieren, Héctor y Pepe.
En contraste, Alberto Silva Ramos no logró ganar en Tuxpan con la autoridad que se esperaba, ante un candidato panista que gozaba de escasa popularidad. Era un gol sin portero y a pesar de ello, no obtuvo la misma distancia que Lagos, Carvallo y Mota consiguieron en sus respectivos distritos. Claro que esto no significa que tenga menos posibilidades que los demás. En política todo se vale y todo ocurre, hasta las incongruencias.
Acabada la elección intermedia inicia la carrera por la gubernatura de Veracruz. En el PRI, obtener la candidatura pasa por lo que puedan hacer los «suspirantes» en el Congreso Federal o en el Senado de la República, aunado, por supuesto, al que tenga el «padrino» más poderoso. Eso contará mucho.
Terminó pues el primer capítulo de la contienda, veremos quién termina como protagonista de la novela priísta, si un Diputado o un Senador…o quizá, ¿ninguno de los dos?