Raúl López Gómez/Cosmovisión
De Veracruz saldrá el Presidente para el 2018.
No es ningún secreto que en Veracruz veremos un adelanto del 2018. Acá, se avecina una elección en tercios entre las alianzas encabezadas por el PRI, la del PAN-PRD y Morena. Manlio Fabio Beltrones, Ricardo Anaya y Agustín Basave han llevado el proceso jarocho al ambiente personal. Andrés Manuel López Obrador no tenía en su presupuesto ganar en la tierra de Javier Duarte; ahora sí.
Todos quieren ganar en Veracruz y lo mejor es que pueden hacerlo. Lo cierto es que la elección está para cualquiera, mentira que exista un claro aventajado. El vencedor, en el mejor de los casos, lo hará por cuando mucho 100 mil votos, es decir, de 2.5 a 3 puntos porcentuales. El proceso permanece en el terreno del empate técnico y seguirá ahí hasta el día de los sufragios.
Es la primera vez que en Veracruz hay tres candidatos con posibilidades reales de ganar. Por lo regular, la elección se sostenía entre dos aspirantes y un tercer porcentaje alto, pero no lo suficiente para competir. Hoy es distinto, el crecimiento de Morena ha sido tal que también podría salir victorioso. Ninguno de los dos Yunes pensaba competir con otro que no fuera entre ellos.
Por todo esto, Veracruz es el único estado donde veremos claramente un laboratorio del 2018. Un espejo, casi. Habrá un candidato del PRI aliado con el Verde y otro partido, podrían ser Miguel Ángel Osorio Chong o Manlio Fabio Beltrones; observaremos un aspirante respaldado por la rara unión PAN-PRD, Margarita Zavala o Ricardo Anaya, y abanderando a Morena (porque no puede ser al revés), Andrés Manuel López Obrador.
Tan cerrada será la del 2018 como la gubernatura del 5 de junio en Veracruz; casi puedo asegurar que el que gane acá vencerá en la Presidencial, incluso con las mismas circunstancias de competencia: poco margen de distancia, elección en tercios, pronóstico reservado, y por supuesto, un serio porcentaje de indecisos que inclinarán la balanza el propio día de la votación.
Por eso Veracruz es determinante para el 2018. El PRI no pretende soltar la tercera reserva más grande de votos, tampoco permitir la alternancia. El PAN, a sabiendas que con Josefina Vázquez Mota ganó el estado, buscará repetir el resultado, acá, en las presidenciales le ha ido bien al blanquiazul. Por su parte, López Obrador, de seguir así, podría tener en la bolsa un millón de votos jarochos, situación que lo haría más poderoso.
Nunca antes en Veracruz se había presentado un previo al día de la votación tan emparejado en la percepción pública. Dejando de lado la automática respuesta de victoria que tendría un priísta o panista en el estado, honestamente, el grueso de la población no tiene claro quién resultará vencedor. El porcentaje de indecisos será el factor definitorio que catapulte a uno de los tres empatados en las encuestas.
Más claro ni el agua. Por el desenlace en Veracruz el 5 de junio pasa gran parte del resultado Presidencial en dos años. No es de gratis que los dirigentes nacionales coincidan en que es la «joya de la corona». Insisto, el que gane aquí el próximo domingo casi venció en el 2018. Guardemos esta columna para entonces.
Sobre Carolina Monroy Del Mazo.
Dando muestra de que la causa por la igualdad de género no es un asunto de partidos políticos, la diputada Carolina Monroy Del Mazo, secretaria general del CEN del PRI, ha expresado públicamente su apoyo a Rosa Pérez Pérez quien ha sido depuesta del cargo de presidenta municipal de Chenalhó, Chiapas, una de cuatro indígenas que ha tenido esta misma suerte en aquellos lares. Carolina se ha manifestado indignada y confía en la vía de la legalidad, para que se respete la voluntad de la ciudadanía que eligió a la alcaldesa en las urnas, así como los derechos políticos de Rosa Pérez.