
Gabriel García-Márquez/Sentido común
Enrique Ampudia Mello, quien hasta julio de 2012 mantenía una sólida amistad de más de 20 años con Miguel Ángel Yunes Linares, definió muy bien la falta de escrúpulos y de ética política de su ex jefe y amigo en una carta que envió en esa ocasión al editor de un diario porteño al cual el ex candidato del PAN a la gubernatura había filtrado y manipulado una conversación telefónica privada para exhibir con “intenciones dolosas” a su ex colaborador, el cual acababa de ser designado subsecretario de Gobierno por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, el odiado ex contrincante de Yunes Linares en la sucesión estatal de 2010.
En su misiva, Ampudia tachó al ex director general del ISSSTE de ser un hombre peligroso, a quien quiere, pero no le teme. El flamante funcionario duartista afirmó: “Hasta hoy, en público y en privado, he sostenido esa amistad con él, a pesar de la falta de coincidencias y a la participación en proyectos distintos, pero debo decir que considero una imperdonable bajeza que haya grabado y editado los contenidos de esta conversación, involucrando incluso a la familia y a los hijos, y la haya filtrado a ese medio, previa manipulación de algunos fragmentos que no reconozco”. .
Párrafo enseguida, Ampudia señaló: “Quiero ser muy claro, hay principios, hay límites, hay maneras en la política que deben cuidarse siempre, especialmente con quienes así se conducen con nosotros. No hacerlo es despreciable y vil. Envenena la mente y el alma”.
Por eso a nadie sorprendió que Yunes Linares se apareciera este martes en un popular café de Xalapa para negar tajante, ante los periodistas capitalinos, que haya tenido algún tipo de relación con la fuga del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán del penal Puente Grande, en Jalisco, en enero de 2001. Especialista en la manipulación, el ex priista afirmó que los señalamientos en su contra responden a intereses de índole político. “Ya sabemos el bobo que promueve esto (…) Yo fui subsecretario de Seguridad Pública en enero del 2005, la fuga fue en 2001. Esa es mi respuesta”.
Yunes quiso confundir a los reporteros xalapeños manipulando fechas y cargos. Y es que ciertamente el presidente Vicente Fox lo designó subsecretario de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, cargo que ocupó del 10 de enero de 2005 al 30 de enero de 2006. Sin embargo, anteriormente –luego de su dolorosa derrota como dirigente estatal del PRI en la sucesión municipal de 1997, lo que sepultó su primera aspiración fallida a la gubernatura de Veracruz–, fue rescatado en la administración del presidente Ernesto Zedillo, en la que fungió de noviembre de 1998 al 15 de abril de 1999 como asesor del subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación, Jorge Tello Peón –quien continuó en dicho cargo hasta el inicio del sexenio del presidente Vicente Fox, pues renunció tras la fuga del “Chapo” Guzmán, en enero de 2001–, y luego, del 15 de abril de 1999 al 30 de abril de 2000 se desempeñó como director general de Prevención y Readaptación Social de la SEGOB, cargo del que inexplicablemente se separó faltando siete meses para que concluyera el sexenio zedillista, lapso en el que continuó sólo como coordinador de Asesores de esa misma dependencia federal. Pero en su lugar el ex priista dejó como encargado a un incondicional: Enrique Pérez Rodríguez, su ex secretario particular y actual secretario del Ayuntamiento de Boca del Río que preside su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, del PAN.
Coincidentemente existen diversos testimonios sobre la visita que el día anterior a la fuga de Guzmán Loera realizaron Tello Peón y el yunista Pérez Rodríguez al CEFERESO de Puente Grande.
Y es que recién iniciado el gobierno foxista, Tello Peón, quien fuera el último subsecretario de Seguridad Pública de Gobernación, colaboró en el proyecto para elevar a Secretaría la Subsecretaría que estaba a su cargo, pues cuando Fox, siendo aún Presidente electo le ofreció a Santiago Creel ser el titular de la SEGOB en su administración, éste le condicionó al guanajuatense que desincorporara la Subsecretaría de Seguridad Pública porque era un tema del cual no quería hacerse responsable.
En efecto, la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal se reformó el 30 de noviembre de 2000 –un día antes de la asunción del primer Presidente mexicano de extracción panista–, con la cual se creó la Secretaría de Seguridad Pública federal y en cuyas atribuciones se le asignó administrar el sistema federal penitenciario desde esa fecha; sin embargo, para el 18 de enero de 2001, cuando Guzmán Loera se evadió del penal de máxima seguridad en Jalisco, la Secretaría de Gobernación aún tenía bajo su control ese sistema carcelario ya que estaba en situación de transición con la nueva SSP.
¿Habrá sido casual que la fuga del “Chapo” Guzmán se diera justamente en ese momento coyuntural? Todo hace suponer que no. Como también mueve a sospecha la inexplicable renuncia, siete meses antes, de Yunes Linares a la Dirección General de Prevención y Readaptación Social de la SEGOB, pero dejando sembrados a sus incondicionales en esa dependencia y en los principales reclusorios federales del país, entre ellos los de Almoloya de Juárez, Islas Marías y… Puente Grande.