Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
* VERACRUZ, ANTESALA DE 2018
Hace más de tres meses apuntamos aquí, en este mismo espacio periodístico, que “¡Aguas con Cuitláhuac!”, tal como titulamos el texto publicado el 22 de febrero pasado.
Y es que en esa ocasión referíamos que en la contienda de 2015 para elegir diputados federales, Cuitláhuac García, del Movimiento de Regeneración Nacional, no descollaba en las encuestas entre los candidatos por el décimo distrito electoral (Xalapa Urbano). “Todo mundo subestimó a este joven académico, hijo del maestro normalista Atanasio García Durán, ex diputado local del PRD, quien en la LX Legislatura (2004-2007) hizo historia al ser el primer representante popular de oposición en presidir la mesa directiva del Congreso del estado. Sin embargo –acotábamos– la noche del día de la elección, el actual legislador de Morena sorprendió al vencer con una contundente ventaja de dos votos contra uno a la ex alcaldesa de Xalapa y ex dirigente estatal del PRI, Elízabeth Morales García”.
El comentario se hizo porque unos días antes, el autor de esta columna y los periodistas José Ortiz Medina y Manuel Rosete Chávez habíamos entrevistado en el programa de televisión por internet “Polaca a la veracruzana” a este ingeniero Mecánico Electricista egresado de la Universidad Veracruzana, quien hasta principios de 2015 se desempeñaba como catedrático de tiempo completo de la UV. Y en esa charla, Cuitláhuac reconoció que en la elección federal de 2015, aparte de otros factores, él se había visto favorecido por el llamado “efecto Peje”, por lo que no descartaba que en la presente sucesión gubernamental también pudiera ser empujado por el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena y aspirante, por tercera vez consecutiva, a la Presidencia de la República que se disputará en 2018, del cual refería que debía estar rondando en promedio entre el 27 y 29 por ciento de las preferencias electorales en todo el país, cuando otros prospectos del PAN y PRD se ubicaban por debajo del 20% en todos los escenarios.
En Veracruz “va a haber (‘efecto Peje’). Yo ahorita voy a municipios donde todavía no me conocen y me dicen que van a votar por Morena. Ahora que me conocen, me dicen que están decididos a votar por Morena”, declaró aquella vez en el programa de televisión.
“Muchos dicen que gané Xalapa gracias a AMLO y fueron muchos factores, pero uno de esos factores, fue ése. (…) No hay que olvidar que aquí tiene una aceptación de dos a uno, por eso mucha gente hizo la relación Morena-Andrés Manuel y votó por mí incluso sin conocerme”, asintió una vez más este joven maestro en Ciencias por la Universidad de Manchester, Inglaterra, y con una especialidad en “Competencias Docentes” por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
Hoy, a cuatro días de las elecciones, en las últimas encuestas realizadas o avaladas por tres de los diarios capitalinos más influyentes en la opinión pública nacional, Cuitláhuac aparece prácticamente empatado con los candidatos del PRI y PAN, Héctor Yunes Landa y Miguel Ángel Yunes Linares, superado apenas por uno o dos puntos como máximo.
De acuerdo con el sondeo de Reforma, el candidato de Morena inició su campaña en abril con 24% de las preferencias electorales, nueve puntos debajo de Yunes Linares (33%) y ocho de Yunes Landa (32%). Ahora, en mayo, está cerrando con el 29% de las simpatías del electorado, mientras que el panista bajó a 31.7% y el del partido tricolor a 30.8%.
Los detractores y adversarios de Cuitláhuac, que primero argumentaban que el gobierno duartista estaba “inflando” en las encuestas al candidato de Morena para restarle simpatías y votos al panista Miguel Ángel Yunes, atribuyeron absurdamente después su crecimiento electoral a un supuesto “pacto” del gobernador Javier Duarte con García Jiménez y su líder nacional López Obrador, como si el mandatario priista, con el descrédito y repudio popular que arrastra, pudiera influir en el ánimo o la voluntad del electorado veracruzano.
Si Cuitláhuac creció fue principalmente porque Yunes Linares, quien inició como el candidato opositor con más ventaja por su discurso y estrategia centrados contra la corrupción del régimen duartista, no supo contener y responder convincentemente los señalamientos que sobre todo se le han hecho por su inexplicable patrimonio familiar. El PAN y PRD, cuyas dirigencias hicieron a un lado sus diferencias ideológicas e intereses políticos para cuajar una alianza que empujara la alternancia en el poder en el gobierno de Veracruz, eligieron al candidato más cuestionable.
Para entender lo que sucede en Veracruz habría que releer lo dicho este martes en Hermosillo, Sonora, por el politólogo y ex canciller Jorge G. Castañeda, quien afirmó que después de gobiernos decepcionantes del PRI y el PAN, para Presidente en 2018 a los mexicanos les quedan sólo dos opciones: López Obrador o un candidato independiente.
Castañeda, quien presentó su libro “Sólo Así. Por un agenda ciudadana independiente”, con el que busca motivar a los mexicanos para apoyar un candidato presidencial ciudadano, hizo un breve recuento de los últimos Presidentes. Y tras criticar a Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, refirió que en el 2000, hartos del PRI, los ciudadanos eligieron a Vicente Fox, un hombre entre empresario, dicharachero, medio rústico, que no gustó. “Luego tuvimos un Presidente cien por ciento panista, ‘mocho’, conservador, seco, sectario, mañoso como él solo, como (Felipe) Calderón, pues tampoco nos gustó mucho”, expresó. De Enrique Peña Nieto dijo que se eligió un priista joven, pero viejo, que no gustó tampoco y que hoy tiene los índices de popularidad más bajos de la historia moderna de México. “Ya llevamos casi todo, sólo nos quedan Andrés Manuel y un independiente, ésa va a ser la verdadera alternativa en el 2018…”, resumió.