Raúl López Gómez/Cosmovisión
Hace un par de semanas, en el último informe del presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera, quedó bastante claro qué tan dividido está el PAN no sólo en ese estado sino en otras entidades vecinas como Veracruz, donde también los grupos internos del partido blanquiazul protagonizan una fuerte pugna por controlar las próximas dirigencias nacional y estatales, de las que dependerá el futuro reparto de candidaturas a diputados federales en 2015 y de las gubernaturas que se elegirán en 2016.
El pasado 4 febrero, por ejemplo, al informe del alcalde poblano no asistió el gobernador Rafael Moreno Valle ni el munícipe electo Antonio Gali Fayad, quien en su representación envió a Ángel Trauwitz, el cual se retiró del evento ante las descortesías que le hicieron.
Además, tampoco acudieron los líderes de las bancadas del PAN en las cámaras de senadores y de diputados, Jorge Luis Preciado y Luis Alberto Villarreal, incondicionales del dirigente nacional Gustavo Madero, el cual canceló de última hora su asistencia pretextando que tenía un asunto muy importante que atender. El día anterior, coincidentemente, el chihuahuense había comido en el restaurante Suntory de la ciudad de México con el gobernador poblano.
En cambio, al informe del alcalde saliente de Puebla –uno de los aspirantes para suceder en la gubernatura a Moreno Valle, cuyas simpatías están a favor del edil electo Gali Fayad, quien está por asumir la alcaldía que por este único periodo durará 4 años y 8 meses debido a un cambio en el calendario electoral para empatar los comicios estatales con los federales– asistieron el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva; el senador Ernesto Cordero y la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, quienes se han unido para arrebatarle a Madero la dirigencia nacional del PAN.
Al ser abordado por los reporteros en ese evento realizado en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP, Oliva, identificado con la poderosa corriente interna blanquiazul conocida como “El Yunque”, declaró que existe un diálogo abierto con Vázquez Mota y Cordero y que el tema central “es sacar un proyecto a favor de lo mejor de Acción Nacional”, un PAN reconciliado, unido y fuerte.
Por su parte, el senador Cordero aceptó que él hará equipo con quien crea en la necesidad de dar unidad al panismo y en recuperar la credibilidad del partido. “Los militantes del PAN queremos dignidad, queremos poner al partido de pie y queremos que la honestidad vuelva a ser un referente. Estamos muy entusiasmados de poder participar y, por supuesto, hay mucha gente concurriendo con este mismo propósito”, expresó el ex secretario de Hacienda, quien emprendió una fuerte campaña en contra de los legisladores panistas afines al dirigente Madero, los cuales han sido señalados públicamente de cobrarles “moches” a los alcaldes de su partido por gestionarles recursos y obras públicas federales.
Por su parte, Vázquez Mota evitó pronunciarse sobre la contienda interna por la dirigencia nacional en la que busca reelegirse el chihuahuense, y sólo externó que “lo que quiero es que mi partido siga fortaleciéndose y seguir teniendo honestidad en la política, como ahora lo demuestra Eduardo Rivera”.
Sin embargo, algunos allegados al senador Cordero andan preocupados por la baja en sus bonos al interior del PAN, pues cuentan que en las últimas semanas ha ido perdiendo fuerza su precandidatura a la dirigencia nacional e incluso su liderazgo dentro de la bancada azul en el Senado. De hecho, hasta los corderistas reconocen que el llamado “G-25” –el grupo de 25 senadores que originalmente apoyaba a Cordero cuando Madero le quitó la coordinación en la Cámara alta– ya se redujo a “G-15” y que, al paso que va, podría acabar en “G-7” de aquí a finales de mayo, cuando se realice la elección interna panista.
Entre esos ex aliados de Cordero se enlista el senador veracruzano Fernando Yunes Márquez, cuyo padre Miguel Ángel Yunes Linares, ex candidato y aspirante nuevamente a la gubernatura de Veracruz, ha decidido apostarle a la reelección de Madero, luego de que en la elección interna del PAN por la candidatura presidencial de 2012 se la jugó con el ex secretario de Hacienda y perdió ante Vázquez Mota, a la que posteriormente simuló apoyar en la elección constitucional.
De la reelección de Madero dependerá, pues, que Yunes Linares y su grupo se apoderen del control de la dirigencia estatal y de las futuras candidaturas del PAN en Veracruz.
Y es que no hay que olvidar cómo se fajó el panista chihuahuense para imponer al hijo del ex director del ISSSTE como candidato a senador en la primera fórmula plurinominal a pesar de las impugnaciones legales interpuestas por otros aspirantes antiyunistas y de los resolutivos en contra de los magistrados de la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
BRAVO A LA PGJE
Luis Ángel Bravo Contreras presentó al Congreso local su renuncia irrevocable como presidente del consejo del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información para asumir en breve la titularidad de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en sustitución de Felipe Amadeo Flores Espinosa.
El consejero José Luis Bueno Bello se perfila para presidir el IVAI.
OTROS CAMBIOS
Este martes 18 se barajaban también otros cambios en puerta: Jorge Carvallo Delfín, secretario particular del gobernador Javier Duarte, pasaría a la Secretaría de Desarrollo Social en lugar de Alberto Silva Ramos, quien es mencionado para reemplazar en la Coordinación General de Comunicación Social a Gina Domínguez Colío, la cual ocuparía la Secretaría Técnica de la Oficina del Gobernador; el notario porteño Gustavo Sousa Escamilla se haría cargo del Fideicomiso Público de Administración del Impuesto sobre Erogaciones por Remuneraciones al Trabajo Personal (2 por ciento a la Nómina) en sustitución de Juan Manuel del Castillo González, quien retornaría a la Secretaría Particular del Ejecutivo del estado que ya ocupó al inicio de este sexenio.