Carlos Ramírez/Indicador político
Una vez que el PAN ya logró sacar la reforma política-electoral que pretendía –la cual está enfocada principalmente a quitarles el control de los órganos y procesos electorales locales a los gobernadores priístas que por ahora son mayoría en el país–, la bancada del partido blanquiazul en el Senado de la República, que a cambio se apresta a aprobar la reforma energética pactada con el PRI, ha destrabado también los nombramientos de 15 nuevos Embajadores y tres Cónsules que representarán a México en el extranjero.
Sin embargo, en esta lista de diplomáticos no fue incluido el ex gobernador de Veracruz Fidel Herrera Beltrán, a quien primero se le candidateó para ocupar la Embajada mexicana en Venezuela, luego en la de Argentina, y últimamente en la de Grecia.
Hace aproximadamente un mes, alguien le preguntó al secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, si Herrera Beltrán estaba considerado para alguna misión diplomática, a lo que el canciller del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto respondió con un “¡No!” rotundo.
Quienes presumen de conocer bien al veterano político veracruzano suelen decir que Fidel Herrera tiene un poderosísimo enemigo muy difícil de vencer: él mismo.
Y es que cuando estaba “en la plenitud del pinche poder” –no obstante que ya estaba a menos de un año de entregar la gubernatura–, Herrera cometió el error de ser inexplicablemente grosero con Peña Nieto, quien todavía como gobernador del Estado de México, en una visita realizada a Xalapa en plena sucesión estatal de 2010, no fue recibido por el cuenqueño en la Casa Veracruz.
Cuentan los que saben, que este agravio personal –que tanto le habría dolido a Peña porque en esa ocasión venía acompañado de la actriz Angélica Rivera, su novia por ese entonces y actual esposa, así como por otros funcionarios y priistas del Edomex que ahora ocupan sendas posiciones en su gabinete– le caló al mexiquense más que la abierta aspiración de Fidel por la candidatura presidencial de 2012, e inclusive que el atentado contra los guardaespaldas de sus hijos que vacacionaban en el puerto de Veracruz, los cuales fueron perseguidos y acribillados en 2007 por sicarios de un grupo criminal con los que los custodios mexiquenses habrían tenido un altercado el día anterior.
Por esa razón es que se ve muy difícil que Herrera Beltrán sea propuesto por Peña para el servicio exterior mexicano, ya que además de que el Presidente necesita de los más fieles aliados para proyectar la mejor imagen de su administración en el extranjero, el ex gobernador de Veracruz tiene una complicada aduana en el Senado de la República, donde la Comisión de Relaciones Exteriores es presidida por la legisladora del PAN, Gabriela Cuevas Barrón, ex novia del fidelista Silvio Lagos Galindo, con el cual coincidió en la Cámara de Diputados durante la LXI Legislatura federal (2009-2012).
Hace poco, también –precisamente a raíz del rumor esparcido por algunas publicaciones capitalinas sobre el supuesto nombramiento de Fidel como futuro embajador en Grecia–, la bancada del PAN en la Cámara alta del Congreso de la Unión propuso un punto de acuerdo para solicitar oficialmente a la Procuraduría General de la República que investigara a Herrera Beltrán por sus presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Acosado por la oposición y acotado por la malquerencia del presidente Peña, el ex gobernador Herrera difícilmente va a ser un factor determinante –como sí lo fue en 2010– en el proceso sucesorio de Veracruz en el 2016. Y es que a su declive del “pinche poder” habría que añadir también el reciente deslinde que marcó el gobernador Javier Duarte de Ochoa, manifiesto primero el 27 de octubre ante los 111 alcaldes electos y los nuevos 36 diputados locales del PRI, PVEM, PANAL y AVE, y ratificado tres semanas después, el 15 de noviembre pasado, en la fortaleza de San Juan de Ulúa en el mensaje leído con motivo de su tercer informe de gobierno.
Pero además del explícito desmarque de Duarte de Ochoa, el ex gobernador tampoco tendrá ya el apoyo de los alcaldes fidelistas que concluyen sus funciones el 31 de este mes. Y, por si fuera poco, también deberá asumir el costo legal y político que le resulte del escándalo de las obras fantasmas e inconclusas por las que el titular de la SIOP, Gerardo Buganza Salmerón, procedió a denunciar penalmente ante la PGR a contratistas favorecidos por Herrera.
Aún así, todavía hay algunos desesperados aspirantes priistas a la gubernatura que pese a las señales enviadas desde el Palacio de Gobierno de Xalapa y de la residencia presidencial de Los Pinos andan exponiéndose a recibir el “beso del diablo” no obstante que sería letal para sus pretensiones.