Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
* EMBARRADERO
En Veracruz, como ha venido sucediendo en los procesos electorales de los últimos 20 años, la batalla por las diputaciones federales que se disputarán en 2015 será principalmente entre el PRI y el PAN.
Quizás en uno o máximo dos, de los 21 distritos electorales federales de la entidad, la competencia del partido tricolor sea contra el PRD, Movimiento Ciudadano o Morena, dependiendo de los candidatos que presenten estas fuerzas de izquierda que por esta ocasión no irán aliadas sino que contenderán con abanderados propios.
Por eso es que algunos prominentes militantes y simpatizantes veracruzanos del partido blanquiazul están más que desconcertados del silencio que han guardado los dirigentes nacionales y líderes de sus bancadas en las Cámaras de Diputados y Senadores en el Congreso de la Unión ante el escándalo de la llamada “Casa blanca” de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, un presumible acto de corrupción al más alto nivel del gobierno priista que para Acción Nacional representaría una excelente oportunidad para lucrar electoralmente o al menos para emparejar su desacreditación luego de la exhibida que les han dado a sus legisladores por el cobro de los famosos “moches” o sus “reventones” con teiboleras.
¿A qué se deberá el sospechoso silencio de la dirigencia nacional del PAN que preside el queretano Ricardo Anaya?
Una posible explicación tendría que ver con un candente asunto cuyo punto de origen se ubicaría en Veracruz. Hace casi dos meses, a principios de octubre, el columnista Ciro Gómez Leyva, del diario Milenio, lanzó la siguiente advertencia:
“A la par del avance de la noticia de la renuncia de Gustavo Madero a la presidencia del PAN y el arribo de Ricardo Anaya como relevo, comenzó a correr también la versión que pedía estar alertas, porque se ‘deslizaría por ahí una grabación demoledora’ de Anaya con Miguel Ángel Yunes, que iba a dejar muy mal parado al nuevo líder panista.
“Según esto, la grabación (no se aclaraba si era audio o video) tendría que ver con hechos relacionados con Veracruz (no se aclaraba si eran cuestiones políticas, de negocios o personales).
“Y tendría tal contundencia que el propio gobierno federal estaría operando a tope para evitar que se difundiera. ¿Pues qué se dicen Ricardo Anaya y Yunes como para despertar tanta preocupación?
“Si existe y alguien está decidido a que se conozca, el material aparecerá en internet, las redes o algún medio, por más que el mismo Presidente de la República se empeñe en impedirlo. Es el signo de los tiempos: no se castiga con castigos, sino con el ridículo. Y el ridículo, lo hemos visto desde 2004 (tomo como punto de partida el caso del ‘Niño Verde’), es despiadado, brutal, casi nadie lo sobrevive. Una vez que muerde a alguien, no lo suelta. Si quieres aniquilar a un adversario, a un enemigo, grábalo y exhíbelo. Es eficaz, barato y prácticamente no conlleva riesgo.
“No me sorprende la degradación, el espionaje obsceno ni esa ilegalidad que busca los juicios sumarios y el linchamiento ipso facto. Lo increíble es la candidez de personajes públicos que, sabiendo que pueden ser grabados, hablan y actúan como si fueran invisibles. Indestructibles.
“Suerte a Anaya y Yunes”, concluía Gómez Leyva.
Al día siguiente, jueves 2 de octubre, el periodista Filiberto Vargas Rodríguez, quien hasta principios de septiembre se desempeñó como jefe de Prensa de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado, en su columna “Punto de Vista” recogió y difundió la siguiente versión de uno de sus informantes:
“Ricardo Anaya está muy preocupado’, me comentaron. ‘Él sabe todo lo que ha conversado vía telefónica con Miguel Ángel Yunes, y teme que haya más grabaciones’.
“El informante, gente que se mueve en los corrillos políticos de la capital del país, fue más allá: ‘Desde que se conoció que asumiría de manera interina la dirigencia nacional del PAN, Ricardo Anaya ha llevado este tema con (el secretario de Gobernación, Miguel Ángel) Osorio Chong. Le ha pedido que pare la guerra entre Javier Duarte y Yunes Linares, pues él está resultando el más afectado’.
“–‘Suéltalo’, le aconsejaron. ‘Es más el daño que te hace, que lo que te puede ayudar. Yunes está radioactivo’.”
¿Pues qué se habrán dicho Ricardo Anaya y el atravesado ex candidato a la gubernatura de Veracruz como para que el presidente del CEN del PAN haya optado ahora por guardar silencio sepulcral y no lucrar electoralmente con el escándalo de la “Casa blanca” de “La Gaviota”?
En este contexto hasta se ve fuera de lugar el diputado federal Juan Bueno Torio, quien en su afán por posicionarse como aspirante del PAN a la gubernatura de Veracruz para la sucesión de 2016, ha emprendido una campañita contra la administración del gobernador Javier Duarte, olvidando que como ex director de Pemex-Refinación tiene una cola más larga que la de un Tiranosaurio Rex.