La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
Si es Beltrones o si es Nuño.
De acuerdo a lo que se dice al interior del PRI y los movimientos de la rumorología política, los dos finalistas hacia la dirigencia nacional del tricolor son Manlio Fabio Beltrones y Aurelio Nuño. El primero, será hasta el último día de este mes, Coordinador de los Diputados Priístas en San Lázaro, mientras que el segundo, se desempeña como Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. El primero parecía el elegido, pero ahora al segundo, lo están haciendo crecer desde los mismísimos Pinos.
Cuando la candidata de Beltrones para la gubernatura de Sonora, su tierra natal, Claudia Pavlovich, ganó de manera sorprendente, además de apabullante al PAN y obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso local, el aún líder de la bancada tricolor en el Congreso Federal parecía que se perfilaba, sin obstáculo alguno, a la silla nacional del PRI.
Se mencionaba a los cuatro vientos que el haber arrebatado la gubernatura de Sonora al blanquiazul con una candidata de su elección, había levantado de las cenizas a Manlio Fabio y por supuesto, posicionado sin rival alguno para llevar las riendas de su partido, o por qué no, como se mencionó después de la fuga del «Chapo» Guzmán, para ocupar la posición número dos del Gobierno Federal.
Se hablaba ya de Beltrones como inminente dirigente tricolor; se comentaba que habría un enroque con el todavía líder del PRI, César Camacho Quiroz, quien a partir del primero de septiembre ocupará en San Lázaro el puesto que justamente dejará el sonorense. De esa manera, solo habría cambio de estafeta: Camacho donde Beltrones, Beltrones donde Camacho.
Sin embargo, cuando todo parecía «pintado» para un resurgimiento de Beltrones llegando a la dirigencia del PRI, apareció la figura de Aurelio Nuño, joven de todas las confianzas del Presidente Enrique Peña Nieto, quien se dice, influye demasiado en las decisiones del mandatario nacional, al grado de ser calificado, por muchos, como uno de los hombres fuertes del Presidente, uno de los tres mosqueteros, sólo junto a Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong.
Hasta hace algunos meses, antes y poco después de las pasadas elecciones, nadie visualizaba que Aurelio Nuño pudiera ser líder del PRI Nacional. Sonaba fuerte para ser incluido como diputado plurinominal o como Secretario de Despacho, pero no en las riendas del partido oficial. Queda claro que si Peña Nieto estuviera decidido por Beltrones, no estaría tomando fuerza su Jefe de la Oficina de la Presidencia.
Nuño significaría la llegada del propio Presidente al PRI, es su creación, incluso se habla de que en Los Pinos buscarían ver qué tanto crece en unos años hacia el relevo presidencial; además, podría significar innovación, juventud y sin duda, un ejercimiento pleno del poder, ante el respaldo de Peña Nieto.
Sin embargo, Manlio Fabio Beltrones es un estadista nato, experimentado, respetado, un político completo. Ha estado cerca de ser candidato presidencial. Se ha mantenido vigente; demostró una vez más su capacidad para operar políticamente en las pasadas elecciones, y al respecto, el nuevo líder nacional del PRI debe ser eso: un gran estratega y operador.
Por un lado, la poderosa innovación de Nuño, por otro, la efectiva experiencia de Beltrones, dos fuertes finalistas donde el ganador lo hará «por una nariz».