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Teresa Gil/Libro de ayer y hoy
Buganza, el primer independiente
Y se atrevió Gerardo Buganza. Antier, con las mangas recogidas a la altura de los codos, como se estila de algunos años para acá vestir a los políticos en franca campaña, el Secretario de Gobierno lanzó un video a redes sociales donde se «destapa», oficialmente, como candidato independiente para suceder al Gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Es imposible, con el surgimiento de las candidaturas independientes, no pensar en el éxito que tuvo el llamado «Bronco» en Nuevo León. En sus palabras, Buganza se desmarca de ese comparativo obligatorio diciendo que no es como Jaime Rodríguez, y en efecto, en el imaginario colectivo a Buganza se le ubica como un personaje bien hablado, estricto y religioso, incapaz, creo yo, de decir alguna majadería, al menos en público.
Claro que Buganza no es el Bronco, son personalidades opuestas, sin embargo, así como Jaime Rodríguez contaba de inicio con cierta popularidad por el simple hecho de ir sin partido político, de igual forma pasa con el aún Secretario de Gobierno. Además, se trata de un personaje que no tiene, hasta el momento, para fortuna suya, escándalos o «trapitos» al sol que pudieran perjudicar su imagen, asunto que cuenta mucho en las «independientes», pues dichos candidatos no poseen estructura partidista, y por ende, voto duro.
Aclaremos las cosas. El fenómeno del Bronco es irrepetible. De momento, como dice Roy Campos, Director de Consulta Mitofsky, todos se sienten un «Jaime Rodríguez» en potencia, todos creen que pueden desafiar las estructuras, decir que no ven buenos aspirantes en los demás partidos políticos, y así, repetir la hazaña de Nuevo León. Ya son varios estados de la República, de los 12 que renovarán gubernatura el próximo año, donde se han «destapado» candidatos «por la libre». Ser candidato independiente no garantiza gran votación ni mucho menos la victoria, Veracruz no es Nuevo León, pero es una apuesta que vale la pena.
Buganza recurre «a la vía libre» pues difícilmente sería candidato del PRI, por su pasado panista y la cantidad de aspirantes con militancia tricolor presentes; generaría fracturas peligrosas, sin embargo, muchos panistas molestos por el apropiamento que Miguel Ángel Yunes Linares ha hecho del blanquiazul, junto a perredistas inconformes por la caída libre de su partido, aunado al voto que genera la novedad de las «candidaturas independientes», y el innegable hartazgo ciudadano por los partidos políticos, podrían colocar al «Bronco» que no dice groserías con opciones de competir.
Los retos iniciales para Buganza, ahora que va «por la libre», será la forma en que logre desmarcarse del Gobernador sin descalificar a quien ha sido su jefe durante todo el sexenio, además de presentar su renuncia a la brevedad, pues no debería, en términos de competencia justa, seguir despachando como el número dos del Gobierno, cuando ya mostró sus intenciones de sucesión.
Buganza fue el primero, probablemente haya uno o dos «destapes» más. Quizá un diputado local que se siente valiente, y por ahí, un panista inconforme con el candidato que impongan en su partido.
El nuevo Código Electoral de Veracruz exige a los candidatos independientes para Gobernador contar con el respaldo de cuando menos 165 mil firmas. Gerardo Buganza seguramente las juntará. ¿Logrará convencer a la mayoría de los veracruzanos para intentar convertirse en otro «Bronco», aunque no diga majaderías? Se ve complicado que el fenómeno de Nuevo León se repita en nuestro estado, las condiciones son diferentes. Veremos. Hay que esperar.