
En Congreso, diputados representan a Veracruz, no a partidos políticos
XALAPA, Ver., 1 de septiembre de 2025.- Malla y seguridad permanente resguardarán el puente Xallitic de Xalapa para evitar más suicidios; el más reciente fue el de un joven de 23 años, informó el alcalde Alberto Islas Reyes.
«Habíamos pensado en enmallarlo, tratar de encapsularlo. De manera permanente se autorizó también que haya efectivos de seguridad para tratar de inhibir».
En entrevista, el edil capitalino recordó el último suicidio, que fue impresionante, porque se trató de un niño, «esas cosas no deben de pasar, tenemos que voltear a ver a las familias, porque la autoridad atiende».
El Xallitic es un monumento histórico, «el Instituto Nacional de Antropología no autoriza que se le pueda colocar nada».
Sin embargo, dijo que ya habló con el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued Bardahuil, «juntos vamos a pedirle al director del INAH que nos autorice llevar a cabo alguna medida que permita proteger, pero se ponga lo que se ponga, lo van a hacer, pero vamos a tratar».
El puente de Xallitic, sitio emblemático de Xalapa, ha sido desde hace varios años escenario de suicidios.
Se ubica entre las calles Doctor Lucio y Madero, de la zona centro de esta ciudad y, de acuerdo con su historia, fue construido durante los años 50.El cuadro roto de Frade: una travesura que se convirtió en legado
En la Calle Manuel Núñez Romeu, frente a la imponente Iglesia La Asunción, se alzaba la casa de Ramón Frade León. Allí, en una tarde de verano, Lucila y su amiga jugaban despreocupadas bajo la escalera, envueltas en la alegría infantil. Pero entre risas y movimientos inquietos, un descuido transformó el juego en un pequeño desastre: un cuadro del célebre pintor cayó y se hizo añicos.
El regaño de Doña Reparada fue inmediato, pero para las niñas, aquel incidente no significaba más que una travesura pasajera. Solo con los años, cuando la infancia quedó atrás, comprendieron la verdadera magnitud de su acción: habían dañado una pieza de Frade, un artista cuyo legado se grabaría en la memoria colectiva.
Así, la historia del cuadro roto no quedó en el olvido. De boca en boca, atravesó generaciones, convirtiéndose en un relato que entrelaza la inocencia infantil con el peso de la historia y el arte.1. El joven soñador
En las verdes montañas de Cayey, un joven llamado Ramón soñaba con capturar la esencia de su tierra a través del arte. Pasaba sus días dibujando el paisaje y a la gente que lo rodeaba. Un día, mientras caminaba por los senderos del bosque, encontró a un viejo pintor que le enseñó técnicas y secretos del arte. Ramón se comprometió a dedicar su vida a plasmar la belleza de Puerto Rico.
Ramón se encontraba pintando en la plaza de Cayey cuando vio a un campesino cargando una pesada carga de caña. La fuerza y la dignidad del hombre inspiraron a Ramón, quien le prometió que algún día su imagen sería conocida por todos. Así nació «El pan nuestro», un cuadro que capturó la esencia del jíbaro puertorriqueño y se convirtió en un símbolo de su pueblo.
3 Su lienzo
Decidió capturar la alegría y el espíritu festivo en una serie de pinturas. Las misma se convirtieron en su legado visual que recordó a todos la importancia de preservar las tradiciones culturales.
Después de años de estudio y trabajo en el extranjero, Ramón regresó a Cayey con una nueva perspectiva y habilidades mejoradas. Al ver su pueblo natal con nuevos ojos, se sintió inspirado a crear obras que mostraran la evolución de la vida en la isla. Sus cuadros reflejaban la mezcla de modernidad y tradición, y se convirtieron en una ventana al pasado y al futuro de Puerto Rico.
En sus últimos años, Ramón pasaba más tiempo en su estudio en Cayey, rodeado de recuerdos y bocetos. Un día, mientras trabajaba en su obra final, un joven artista llegó buscando inspiración. Ramón compartió sus experiencias y enseñanzas, asegurándose de que el legado del arte y la cultura de Puerto Rico continuaría. Con la última pincelada, Ramón cerró su vida sabiendo que su amor por su tierra viviría a través de generac