
Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Gerardo Fernández Noroña, político morenista de raras costumbres de ahora, y antes un auténtico luchador social de la izquierda con muchos seguidores.
Optó por ser más de lo mismo, sí como muchos otros, “trepador social” que disfruta servirse con la cuchara grande, librando el estigma de que “político pobre, es un pobre político”.
Ahora, con membresía de nuevo rico indolente, cínico y atrabiliario, con la piel delgada al igual que muchos otros de la nueva casta política, se dispone a dejar la presidencia del senado, en el recuerdo de aquella frase de Borges, que decía “yo creo que ese señor debe trabajar en bienes raíces”, en alusión a la expresión del también escritor peruano, y Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que le criticó su modesto apartamento con goteras en Buenos Aires.
Sin controlar y aceptar los escarnios mediáticos provocados a la mala idea de lucir y presumir con ostentación la mansión de Tepoztlán, de nuevo virrey acaudalado, hasta con lujo de detalles, la presumió en redes sociales con un recorrido “House Tour”, en donde como lo diría en sus tiempos el famoso licenciado Sergio Flores Armida, alcalde de Boca del Río en aquellas épocas del PRI de los ochentas, que le dijeron que no tenía residencia en el municipio, y respondió: “si tengo y muy grande”.
Así, en los tiempos de la 4T, algunos de la Neo militancia reciente, incrédulos a los principios Morenistas, orondos se saltan las trancas de la austeridad republicana, y como políticos avezados y abusivos, como previendo que por obvias razones los quiten del paraíso terrenal, se adelantan, anticipando preparativos para la gran huida, y como dicen los chavos ahora, “fuga”.
Y como dirían los clásicos de Iztapalapa para el mundo, ahora Noroña, retador anuncia desde Tepoztlán, “para que todo México se entere”, que ya es rico, con amplios recursos económicos para poder adquirir una mansión de 12 millones de pesos “adquirida” con crédito inmobiliario, que nadie le regatea que sea producto de su trabajo, de mucho trabajo de los tiempos de legislador y de perseguidor paladín de los pillos del pasado, y que ahora inocente o no emula estoico y resiliente, sin rubor alguno a vivir en el recato como lo hace y lo ha pedido la presidenta Claudia Sheinbaum de vivir en la medianía.
Y es que a Noroña, AMLO por más que quiso, no le pudo cerrar la puerta, y se saltó la barda para entrar desde el PT entre los aspirantes de las “corcholatas” a la sucesión presidencial, y del Noroña Bus, pasó a una camioneta Volvo de lujo, y de una casita de interés social en el estado de México, a un mansión, con jardines y decoración al estilo rococó de los tiempos de Maximiliano y Carlota.
Bien, de una vez por todas la dirigencia de Morena, debiera de ponerse a bajarle los humos de grandeza a todos aquellos que subieron en la era reciente como nuevos miembros de la militancia.
Dicho en la metáfora, como si fuera el Arca de Noé, subieron animales de todas las especies, pero de la misma naturaleza. Y ahí están las consecuencias.
Es mejor aliados de diferente origen y parcela, que luego se adhieran a los colores que ostentan orgullosos del éxito económico y no político.
Como dice la canción que manera, que manera de perder el capital político que se le reconoce y que manera de echar por la borda el futuro político, porque de está difícil será que se levante el famoso Noroña con todo y el apoyo de sus seguidores de influencer reconocido.
Puede pedir perdón y arrepentirse con honestidad y posiblemente enmiende el camino, porque ya se me veía fuerte como aspirante sólido para el 2030.
Y que quede claro una cosa es la autenticidad de una causa y otra convertirse en lo que tanto detestó y críticó a los políticos del pasado. Aquello de no somos iguales, la filosofía de AMLO, que no pueden preservar sin el liderazgo del tabasqueño.
Aquí, no se regatea el derecho a la comodidad, lo único es que al parecer no va acorde a los principios de la 4T, aunque se enoje, el famoso “bellaco”, más posicionado en este momento.
Y como diría don Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, el que entendió, entendió. Andale. Así las cosas.