
Gabriel García-Márquez/Sentido Común
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En medio de la efervescencia del cambio, cuando Coatepec transita hacia una nueva etapa política, Nacho Luna, presidente municipal electo de extracción morenista, rompe con los moldes de la vieja política. No delega en despachos privados la tarea de trazar el rumbo del municipio: camina, escucha, toma nota y dialoga cara a cara con quienes lo eligieron. Su presencia en las asambleas del pueblo, como él ha elegido llamarlas, ha sido más que un gesto; es un mensaje silencioso: el gobierno que viene será de carne y hueso, no de papel. La población lo ha recibido con calidez y esperanza, consciente de que, por primera vez en muchos años, el Plan Municipal de Desarrollo no se redacta en un escritorio lejano, sino en las calles, con la voz de la gente como brújula.
El ciudadano de a pie tiene inquietudes, solicitudes y necesidades de todo tipo, tan válidas y legítimas como respetables, pero la gran realidad que debemos afrontar es que los recursos del municipio son limitados y Nacho, como pocos políticos en la historia reciente, se ha atrevido a enunciarlo de frente, interrumpiendo el viejo patrón de falsas promesas para introducir una idea poderosa: no se trata de repartir el dinero en partes iguales para que a todos toque un poco, porque ese camino solo perpetuaría carencias. Se trata de priorizar, de enfocar cada peso donde más duele, donde más urge, donde el bien común realmente crezca.
En este ejercicio de honestidad política, Nacho Luna invita a reflexionar: ¿de qué serviría dar a todos un poco si ese “poco” no resuelve nada? La gente empieza a comprender que gobernar con visión no es repartir, es multiplicar. Multiplicar el impacto de cada obra, cada acción, cada peso invertido, para que en lugar de parches temporales, Coatepec reciba soluciones profundas. Este mensaje cala hondo porque rompe con décadas de discursos simplistas que prometían todo y cumplían poco. Hoy se propone una ruta distinta: menos espectáculo y más estrategia; menos palabras y más resultados.
La gente, lejos de incomodarse, agradece la honestidad y la visión. Las calles, las comunidades rurales y las colonias olvidadas por décadas de indiferencia política tienen finalmente la certeza de que no es un despacho, con un costoso estudio pagado por delante, quien le dicta el rumbo y en realidad se encuentra al frente alguien que conoce el alma de este pueblo, alguien que prepara a Coatepec para decisiones profundas, valientes y transformadoras.
No, no se inventa el hilo. En cambio, se propone darle un uso nuevo al priorizar y enfocar el presupuesto donde una inversión bien dirigida puede cambiar vidas. Ahora bien, la verdadera transformación no se logrará solo con pesos y centavos, la conciencia colectiva debe caminar por una ruta en la que recuperar el espíritu solidario que hace grande a Coatepec se convierta de nuevo en norte y en las calles, los barrios y las comunidades se unan no solo para opinar, sino para participar. Hay obras que no requieren únicamente dinero, sino voluntad y manos dispuestas; caminos, parques, espacios públicos y proyectos comunitarios que pueden renacer si la gente aporta su esfuerzo junto al gobierno. Así, cada peso invertido multiplicará su impacto y llegará hasta donde antes reinaba el olvido.
El liderazgo de Nacho Luna plantea un nuevo pacto social: los recursos municipales son finitos, pero la creatividad, el trabajo en equipo y la solidaridad no tienen límite. Cada asamblea del pueblo es también una escuela de conciencia cívica, un recordatorio de que el desarrollo no es tarea de uno, sino de todos. De esta manera, el futuro de Coatepec no dependerá de presupuestos holgados, sino de decisiones inteligentes y una ciudadanía despierta que se involucra en su destino.
Bien vale mencionar que lejos de los discursos huecos están las estrategias claras: escuchar, planificar, ejecutar con inteligencia y brindar justicia social son decisiones valientes que ayudan a gobernar. El equipo, presente en cada asamblea, demuestra que el cambio no dependerá solo del presidente municipal, sino de un gobierno cohesionado que respira el mismo compromiso que su líder. Coatepec tiene en Nacho Luna a un alcalde que no teme hablar de realidades difíciles, que rompe con la política del espectáculo y apuesta por una transformación genuina. La historia que está escribiendo no es de promesas, sino de hechos: por primera vez, el futuro del municipio se construye con la gente, para la gente y desde la gente.