
Bernardo Gutiérrez Parra/Desde el Café
La complicidad del Estado mexicano con las bandas criminales y las “cortinas de humo” que a diario diseñan y exhiben los gobernantes del partido oficial son, en los hechos, las dos caras de la misma moneda.
Sí, una moneda llamada “4T”, que a diario exhibe las mentiras sobre las que se sostienen sus gobiernos; engaños descomunales que aparecen tanto a nivel federal, como en las esferas estatales y municipales.
Es decir, que a mayor complicidad de los presidentes mexicanos, de gobernadores, alcaldes y legisladores “morenistas”, con cárteles criminales, las mentiras oficiales y las “cortinas de humo” son mayores y más grotescas.
Y el mejor ejemplo lo vimos el día de ayer, tanto en este espacio, como en “la mañanera” del mismo martes 8 de julio del 2025.
Resulta que en la entrega del Itinerario Político para el martes 8 de julio del 2025 –texto redactado el lunes 7 de julio–, dije que frente a los escándalos que exhibían la complicidad de Estado con las bandas criminales, había empezado una campaña de “cortinas de humo” orquestadas desde Palacio, con la finalidad de distraer la atención de la corrupción oficial, de las alianzas inconfesables, los fracasos, pifias y actos fallidos de los gobiernos de Morena.
Y dije que el ex presidente Peña Nieto era el “chivo expiatorio” ideal para distraer de escándalos como lavado de dinero de bancos y casas de bolsa y la detención de posibles criminales como Julio César Chávez Jr., entre otros.
Y justo fue lo que ocurrió en “la mañanera” de ayer martes 8, cuando “la señora presidenta” y el Fiscal General, anunciaron “con bombo y platillos” que el Estado mexicano iniciaba una persecución formal –carpeta de investigación de la FGR–, contra el ex presidente Peña Nieto, por su presunta complicidad en sobornos.
Y en obediencia inmediata a las ordenes de Palacio, se subieron a la “cortina de humo” medios a sueldo y sirvientes de los presidentes López Obrador y Claudia Sheinbaum; medios como SDP, Milenio y La Jornada, entre otros Es decir, que se cumplió puntual la máxima de Joseph Goebbels, que dice: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. (FIN DE LA CITA)
Lo simpático del tema es que pocas horas antes de que el gobierno de México anunció una persecución legal contra el ex presidente Peña Nieto, se dio a conocer la inexplicable desaparición de Julio César Chávez Jr., quien había sido detenido por el gobierno norteamericano, acusado de presuntos nexos con el cártel de Sinaloa.
¿Qué fue lo que pasó?
¿Cómo desapareció si estaba en manos de la policía norteamericana?
¿Resulta creíble que un presunto criminal del perfil del ex boxeador, se haya escapado de sus captores?
O será que, como presumen algunas fuentes, Chávez Jr., habría sido entregado al gobierno de México, el cual le habría facilitado escapar, para impedir que pudiera revelar presuntos nexos criminales –de él, de su padre y de los gobiernos de AMLO y Claudia–, con el cártel de Sinaloa.
Al final de cuentas lo cierto es que todos los días vemos las burdas complicidades de los políticos y los gobiernos de Morena quienes, en el otro lado de la moneda, fabrican “cortinas de humo” para engañar a la sociedad de idiotas que se venden al partido oficial por un plato de lentejas.
Y las pruebas de esa complicidad están a la vista de todos.
Por ejemplo, el pasado lunes 7 de julio del 2025, el gobierno federal dio a conocer la mayor incautación de gasolina robada –huachicol–, de la historia; 15 millones de litros en Coahuila.
Lo cierto es que casi todos los días, el gobierno federal y los gobiernos estatales y municipales dan a conocer hallazgos de gasolina robada y/o de laboratorios clandestinos que fabrican drogas sintéticas; robo de gasolina y fábricas de drogas que, según el presidente Obrador ya no existían en México.
Pero no es todo; a diario también aparecen fosas clandestinas con decenas y hasta cientos de cuerpos sin vida y, en el extremo, hasta se localizan centros de adiestramiento de grupos criminales.
¿Y dónde está la complicidad?
Sí, resulta de rosa loca que, según los hechos, los policías y militares mexicanos son muy buenos para localizar y recuperar gasolina robada, para desmantelar laboratorios de droga sintética y para descubrir cementerios clandestinos… Pero, en sentido contrario, son malísimos para detener a los presuntos responsables.
¿Es creíble tal “dualidad” de las autoridades mexicanas?
La contradicción se explica con el sustantivo “complicidad”.
Y las autoridades que participan en esa acción ilegal también son conocidos por el adjetivo que los define: “cómplice” o “cómplices”.
Sí, en los hechos, existe una abierta complicidad de los gobiernos de López Obrador y de Claudia Sheinbaum con las bandas criminales, a cuyos jefes les brindan total impunidad.
Y por eso obliga volver a preguntar: ¿Hasta cuándo?
Al tiempo.